sábado, 22 de junio de 2024

Por qué se derechiza la clase obrera europea (y III) por PAGR

 

En la primera colaboración concluíamos que la derechización de Europa nos remitía a la derechización de su clase obrera. En la segunda, abordábamos el esqueleto de nuestro análisis destacando las categorías que nos permitirían entender este fenómeno, yendo de lo concreto a lo abstracto. Finalmente, desde lo abstracto a lo concreto, nos aproximamos de manera comprensiva a la derechización de la clase obrera europea.

La acumulación mundial de capital se caracteriza, en el momento actual, por el enfrentamiento, más o menos velado (guerras, aranceles, sanciones) entre dos grandes bloques, uno que avanza (BRIC’s) y otro que retrocede (USA-Europa). En esta alianza en retroceso, el capital europeo es la parte débil, teniendo un papel auxiliar y subsidiario, con menos acceso autónomo a mercados y a recursos, que en última instancia debe a su menor capacidad para competir en el mercado mundial por su menor productividad en las ramas en que se ha especializado dada la división internacional del trabajo. Esto se expresa en el bajo crecimiento del capital europeo y en la situación de estancamiento desde hace años.

Esta debilidad, en el ámbito internacional, donde se juega la distribución del plusvalor mundial, reclama incrementar la producción de plusvalor en el interior de la UE. Cuestión que condicionará el tipo de políticas que se impulsen desde la Unión Europea e incluso desde los propios gobiernos integrantes de la misma. La situación bélica no solo agrava la subordinación al capital americano sino que además acentúa el carácter restrictivo de las políticas comunitarias, acaparando presupuesto y reorientándolas hacia lo militar.

Además, la acumulación europea de capital se desarrolla a través de sectores avanzados, maduros y en retroceso. De hecho la UE tiene que favorecer la innovación tecnológica en unos sectores (aeronáutica, hardware), dar ayudas para el mantenimiento del empleo en otros (automoción) y garantizar la viabilidad de las explotaciones en sectores que no son competitivos a nivel internacional (agrícola y ganadero, por ejemplo). Ante la diversidad de la situación de los capitales, por sectores y países, la UE ha de atender necesidades diversas e implementar políticas distintas según este fraccionamiento del capital.

De esta manera, las instituciones de la Unión Europea, la superestructura (jurídica, política e ideológica) que representa políticamente al capital europeo en su totalidad, desplegarán una legislación, presupuestos y medidas que favorezcan la mayor explotación de la fuerza de trabajo europea para aumentar la mencionada extracción de plusvalor, a la vez que atiende a los intereses de los distintos tipos del capital europeo en el marco de los requerimientos belicistas.

Estas políticas en que se concreta el tipo de intervención pública europea pasa, en definitiva, por menos derechos humanos, menos derechos sociales y menos compromisos medioambientales, que se deciden en las instituciones europeas. Por tanto, el capital europeo actual reclama un parón de la agenda social tradicional europea. Antes que la Comisión Europea lance estas políticas (restrictivas en lo social y expansivas en lo bélico) con destino a los distintos países, han de pasar en mayor o menor medida por la eurocámara, donde los partidos votan las diversas leyes, planes, presupuestos y políticas.

Pero, no todos los partidos sirven para aprobar las medidas restrictivas y los recortes presupuestarios que reclama, en el contexto de guerra, el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo europea. Aquellos partidos en cuyos programas se combinan en mayor o menor medida el liberalismo económico (individualización, liberalización, privatización, recortes laborales y sociales) y el regulacionismo ciudadano (restricciones a las libertades y derechos civiles y humanos, recortes presupuestarios) (ver Apuntes sobre Derecha e Izquierda en criticonomia.blogspot.com), están en mejores condiciones de representar esta necesidad del capital europeo. Esto tiene como expresión la derechización del arco europarlamentario, incluyendo a la propia izquierda empezando por la más moderada (socialdemocracia), fenómeno que no es reciente, como puede comprobarse en el gráfico que muestra el reparto de los escaños del Europarlamento desde 1979.


Hasta ahora la gran coalición de centro ha venido siendo un instrumento útil en la medida que liberales y sobre todo socialdemócratas han ido cediendo en favor de una agenda más cercana a la derecha (neoliberal). Actualmente, aunque tampoco es algo novedoso, una manifestación de que el imperativo del capital reclama acelerar el proceso, es el auge de la extrema derecha que permitirá avanzar de manera más amplia y más rápido, de lo que hemos venido teniendo (un ejemplo, el pacto sobre inmigración que es visto por muchas organizaciones como un retroceso ha tardado en aprobarse más de cuatro años, y otro tanto las regulaciones medioambientales recientes).

Las distintas políticas puestas en marcha por las instituciones europeas, los debates entre partidos para aprobarlas, la configuración de los diversos grupos europarlamentarios, las elecciones europeas, y las luchas partidarias en el marco electoral, son otras tantas formas en que se desenvuelve la lucha de clases que caracteriza a la sociedad capitalista europea. Enfrentamiento entre clases que se desarrolla, pues, en diversos ámbitos territoriales (europeo y nacional), y se establece entre las distintas fracciones de las clases en liza, la burguesía y el proletariado europeos.

Esta lucha europea de clases manifiesta la diversidad de necesidades e intereses de las clases sociales y sus segmentos. Al punto que, en el caso de los partidos, que expresan dichas necesidades e intereses, se configuran cada vez en mayor medida, como veremos, en organizaciones políticas interclasistas, porque así se presentan en lo inmediato esos intereses y necesidades.

Tomemos el caso de la clase obrera. La segmentación de la clase obrera que tiene que ver con la tipología de la fuerza de trabajo (sexo, edad, formación, cualificación, nacionalidad, entre otras), con las características del capital que la emplea (avanzado, estancado o en retroceso) y, en última instancia, con la materialidad del proceso de producción (el uso de tecnologías como robotización, automatización, digitalización).

Estos segmentos introducen necesidades e intereses específicos junto a los generales (los que afectan a todos los vendedores de fuerza de trabajo). En determinados momentos, estos intereses específicos cobran más relevancia que los generales, acentuando la división dentro de la propia clase, y permitiendo que la representación política de dicho segmento sea ostentada por partidos o corrientes ideológicas que, ausentes anteriormente, ahora ponen foco en esa especificidad. Por ejemplo el feminismo, la inmigración o el ecologismo, que siendo aspectos abanderados por la izquierda y a los que la derecha se ha ido sumando de manera ralentizada y moderadamente, son percibidos de manera distinta por los diversos segmentos de la clase obrera.

Más concretamente, la oposición al feminismo y a la inmigración en algunos sectores de la clase obrera tiene que ver con la competencia en el mercado laboral, cuestión que se agudiza más en las ramas productivas estacadas y en retroceso, así como en las cualificaciones donde es más efectiva tal competencia (en el caso de los inmigrantes los puestos menos cualificados y en el de las féminas se va transversalizando por el avance de las mujeres en su formación). La respuesta política de la conciencia enajenada es la restricción de derechos hacia dichos colectivos. Pero, lo mejor es que esta expresión de sus intereses inmediatos puede coincidir con los intereses no tan inmediatos de fracciones del capital, que solo pueden sobrevivir sobreexplotando la fuerza de trabajo para lo que requieren pagar bajos salarios, que cuelan mejor cuando la fuerza de trabajo está desprotegida, aislada o es ilegal.

Como se ve, la enajenación en el capital (en su capital, el que lo emplea) y en la mercancía (su mercancía, la fuerza de trabajo), va adquiriendo matices que se expresan políticamente en lo inmediato de manera diversa y a veces convergentes con sectores de la clase antagónica que, en esto, hace causa común.

Otro ejemplo lo proporcionan los asalariados de renta alta acorde con la situación de su capital, su cualificación y su formación. Estos, como la burguesía, ven en el Estado social (o en los aspectos sociales del estado, servicios públicos de masa) un enemigo dispuesto a expropiarlos a base de impuestos. Además, igual que la burguesía, no necesitan estos servicios públicos (sanidad, educación, pensiones, prestaciones por desempleo) desarrollados (ampliamente extendidos) porque ellos acceden a la modalidad privada de los mismos: aseguradoras sanitarias, educación concertada o privada, fondos de pensiones, y bajadas de la fiscalidad. Los partidos de la derecha expresan mejor estas necesidades e intereses que los de la izquierda (hasta ahora).

Podríamos seguir con otros fragmentos del obrero colectivo y con otros asuntos que se sitúan en un primer plano; en esta última cuestión tiene mucho que decir la función enajenante de los medios de comunicación (campañas “informativas” contra la ocupación que atemorizan a los propietarios de viviendas, que destacan los efectos fiscales de la inflación, mencionan rasgos nacionales o raciales de los delincuentes cuando son extranjeros, o influencers que discuten la idoneidad de las mujeres para ser bomberos, entre otras muchas portadas), pero lo dejamos para otro momento.

Un último caso concreto de segmento de clase obrera, éste muy vinculado a la desafección electoral (abstención) o al voto a la derecha en su modalidad extrema, es el de los integrantes del ejercito laboral de reserva (población parada) o empleados en sectores en retroceso, cuya fuerza de trabajo no requiere excesiva cualificación y pueden ser sustituidos con facilidad por fuerza de trabajo inmigrante. En este caso, la conciencia enajenada en la mercancía pasa por defender la compraventa de la fuerza de trabajo de manera insolidaria y excluyente, tendiendo a votar a quienes les prometan acabar con la culpable competencia foránea. Sobre todo en esta capa, y alimentado por el discurso antipolitica (la política no vale para nada, son todos iguales, solo quieren llenarse los bolsillos), otro mecanismo enajenante, muchos preferirán seguir a su equipo favorito a perder su precioso tiempo votando.

Por supuesto, a medida que se asciende en concreción, van entrando en juego más determinantes de la conciencia: la historia y las experiencias laborales, vecinales, familiares, pueden resaltar aspectos o difuminar otros. Entramos así en el fantasmagórico mundo de la particular forma de la conciencia libre enajenada en el capital, la conciencia individual.

La conciencia libre enajenada (libertad subsumida en la enajenación) que produce la relación social general (capital), en este caso sobre la clase obrera y en las circunstancias actuales (el papel del capital europeo en la acumulación mundial de capital), en ausencia de operadores sobre la producción de dicha conciencia (experiencias, discursos y teorías desenajenantes), nos permite entender la acción política de ésta y su forma electoral en la actualidad.

La enajenación de la conciencia libre de la clase obrera es un resultado del fetichismo de la mercancía que ya descubriera Karl Marx. No es nuevo, pero menos cuenta se le echa, en el quehacer político cotidiano (y en su correspondiente organización).

Si tuviésemos que resumir lo dicho, de manera apretada, la derechización de Europa es la expresión de la acción política de las clases sociales, particularmente de la clase obrera europea (por acción u omisión, de sus fracciones más influyentes), como resultado de su enajenación en el capital europeo que, a falta de iniciativas desenajenantes, la lleva a apoyar a los partidos que mejor representan las políticas (civiles y sociales) que el capital europeo reclama como respuesta inmediata a su debilidad en el marco de la competencia internacional de capitales. Otra cosa es ver las salidas que una organización de la clase obrera, con el propósito de superar la subordinación de las personas al capital, se pudiera plantear para operar sobre la producción de la conciencia enajenada de la clase obrera. Pero, esto será en otro momento.


miércoles, 19 de junio de 2024

Apuntes sobre derecha e izquierda

 

Izquierda versus derecha

Tiene sentido hoy, a la vista de la oferta partidar, hablar de derecha e izquierda.

Qué es la derecha y qué la izquierda.

El origen historico de los términos es circunstancial, accidental, anecdótico. En la asamblea francesa previa a la revolucion, los partidarios de que el rey sancionara las leyes se pusieron a la derecha, mientras los que decían que bastaba que las aprobase la asamblea para que fuesen efectivas sin necesidad de aprobacion por el rey, se colocaron a la izquierda.

El significado ha cambiado algo con los tiempos, tiene un carácter histórico.

El significado es distinto en Europa que en Estados Unidos.

Centrándonos en Europa


La Izquierda (I) plantea:

- la sociedad (conjunto de personas que forman una comunidad)

- fortalecer a la sociedad (sanidad, educacion, pensiones);

- defiende estado fuerte que sea un instrumento para el bienestar de la sociedad;

- sufragado por impuestos pagados por los ciudadanos distribuidos según las posibilidades, que pague más quien más tiene (progresivos, proporcionales);

La izquierda se asocia a: republicanismo frente a monárquicos; democracia; progresismo, laborismo, socialismo, defensa de derechos civiles (discriminaciones, raciales, sexuales, feminismo, pacifismo, ecologismo, cambio político;

Muchos de sus valores se aproximan al humanismo (solidaridad con los más desfavorecidos o discriminados como trabajadores, mujeres, ancianos, discapacitados, inmigrantes, …); a veces defienden medidas discriminatorias para defender a los más debiles, caso de la discriminación positiva de la mujeres; defensa de los derechos de las minorías; reinsercion y rehabilitacion de los delincuentes (despenalización);

En los aspectos civiles la izquierda es más liberal (reduccion de penas, rehabilitacion, drogas, prostitucion, religion, aborto, divorcio, …); frente a la derecha mas tradicional y cerrada a estos cambios.

También la sexualidad, la anticoncepcion, planificacion familiar, educacion sexual, derechos de homosexuales, formas de union o matrimonios distintos al tradicional, a favor de los avances científicos, religion, pacifismo, derechos humanos, naciones unidas, critica del imperialismo y su forma actual yanqui,

Economia: estado de bienestar, servicios publicos (sanidad, educacion, prestaciones sociales, pensiones, prestacion desempleo, …); derechos básicos para ciudadanos; impuestos elevados y distribuidos según capacidad de pago;

Formas politicas: socialdemocratas, socialistas, socioliberales, cristianos de izquierda,

Hay una extrema izquierda: revolucionarios, comunistas, … que cuestiona el capitalismo, la propiedad privada, el mercado, plantea la superación del capitalismo, … No tiene representacion europarlamentaria.


La derecha (D) defiende:

- naturaliza al hombre y a la sociedad; las cosas siempre han sido así y así han de permanecer; conservación;

- las diferencias sociales tienen que ver con diferencias naturales y de cómo cada individuo hace uso de sus atributos en la competencia, que es una relación natural (no histórico); si responden al orden natural la sociedad no debe cambiarlas;

- el individuo y el individualismo, frente a lo colectivo;

En lo economico:

- los hay proteccionistas y liberales; defienden capitalismo, imperialismo (americano), libertad economica de empresas e individuos, la competencia frente a la regulacion, el mercado frente al estado, la empresa privada frente a la empresa publica,

- la iniciativa privada frente a la iniciativa pública;

- la empresa privada frente a la administracion publica

- para proveer servicios privados frente a servicios públicos;

- un estado mínimo (militar, policial, servicios centrales) frente a un estado grande e intervencionista;

- beneficiar a empresas y empresarios para promover la actividad economica, y como consecuencia mejore la sociedad;

- nacionalistas, imperialistas, se oponen a la inmigracion (emigracion?); cultura; tradición;

- tradicionalismo frente a modernismo;

- conservadurismo frente a progresismo;

- gradualismo frente a aceleracionismo;

- libertad de circulación de mercancías, capitales, empresas, turistas, pero no de fuerza de trabajo.

Los partidos: conservadores, nacionalistas, liberales, social-democratas,

Usar al estado para conservar tradiciones, defensa, seguridad,

Sus enemigos: Marx, marxismo, comunismo,

Son anticomunistas.

Resumen

Simplificando podemos decir, que los conceptos tradicionales de I / D, aquí presentamos extremos pero hay que entender que hay grados que hacen más de izquierda y menos , así como menos de derecha y más de izquierdas, llegándose a un punto intermedio de confusión (centro) mientras que cuanto más te alejas del centro te acercas a los extremos:

- en cuanto al sistema social, el capitalismo, la derecha es mas defensora del mismo (propiedad privada, empresa, mercado, competencia) que la izquierda, mientras ésta se muestra más crítica y reformista con este sistema (propiedad estatal, empresa y administración pública);

- en relación a estas reformas, la izquierda las impulsa a través del estado, mientras que la derecha cuando finalmente accede a ellas plantea que sean las empresas privadas quienes las lleven a cabo (ejemplo sanidad publica frente a sanidad privada, o educación o pensiones);

- el tamaño del estado, por tanto, diferencia a la izquierda que tiende a agrandarlo frente a la derecha que tiende a estrecharlo; también la financiación de la actividad estatal, por tanto, las distingue, así la izquierda defiende impuestos elevados mientras la derecha aboga por la reducción de impuestos; quién y en función de qué deben pagarse estos impuestos es otra nota distintiva, la izquierda defiende que lo paguen quienes más tienen de manera progresiva mientras la derecha es mas partidaria de la proporcionalidad;

- en su crítica del capitalismo la izquierda ha hecho causa común con el antirracismo, feminismo, pacifismo, ecologismo, sindicalismo, sexismo, etc; la derecha ha sido menos proactiva con la mayoría de estos movimientos aceptándolos tardíamente (cuando ya hay una mayoría social que los defiende) en versiones más suaves y siempre dispuesta a retroceder si hay condiciones para ello (contrarreformas);

- De igual manera en otros derechos civiles como divorcio, aborto, educacion sexual, legalizacion de drogas, rehabilitacion y de presos y delincuentes, prostitucion, eutanasia, … en general la izquierda se muestra más liberal, partidaria de la libertad individual, frente al prohibicionismo de la derecha;

- Aspectos culturales: la derecha suele defender la tradición mientras la izquierda se muestra más abierta a los cambios;


Qué significa esta simplificacion en el ámbito europeo.

Cuadro-resumen del planteamiento derecha e izquierda


Posiciones políticas ante los derechos económicos y civiles-humanos



Derechos económicos



Liberal

Regulador

Derechos civiles y humanos

Liberal

Ultraliberales consecuentes

Izquierda tradicional

Regulador

Derecha tradicional

Fascismo, franquismo, falangismo, Nazismo


lunes, 17 de junio de 2024

Por qué se derechiza la clase obrera (II) por PAGR

 

Habíamos quedado en que la derechización de la Unión Europea nos remitía a la derechización de la clase obrera (ver criticonomia.blogspot.com), que es el fenómeno al que nos queremos aproximar en lo que sigue.


Para ello, procedemos mediante el análisis (separación) y la abstracción (quitar determinaciones) para obtener las categorías explicativas. Este será el cometido en la exposición que sigue.


Cualquier miembro de la clase obrera actúa políticamente cuando realiza una elección, ya sea ésta abstenerse o votar (a un partido de la derecha o de la izquierda). Así considerado se trata de un sujeto que lleva a cabo una acción política (electoral) y nos preguntamos por lo que le mueve. Respondiéndonos que su conciencia individual. Por tanto, para entender su acción hay que mirar su conciencia.


Esta conciencia individual, que da pie a distintas acciones (abstencion, voto a la izquierda o voto a la derecha), tiene muchos determinantes, pero el principal -en nuestra opinión- es la conciencia de clase obrera. Tal conciencia obrera se presenta bajo diversas modalidades, hemos de detenernos en esto. En cualquier caso, la conciencia obrera es un atributo del ser obrero, por lo que hemos de preguntarnos por la clase obrera y su fragmentación.

Antes detengámosnos en la conciencia enajenada. Lo que caracteriza a esta conciencia, y esto es un resultado de la producción teórica de Marx, es que es una conciencia libre enajenada en la mercancía (fuerza de trabajo) y en el capital (como forma desarrollada de la mercancía). Esto significa que: la persona obrera tiene su libertad condicionada a su inserción en la relación de capital, solo si vende su fuerza de trabajo y, antes, se forma para venderla, consume para venderla, etc. adquiere los medios para vivir en la sociedad capitalista. Por ello, su forma de ver e interpretar el mundo está sujeta a esta determinacion principal. No entramos en los momentos y posibilidades de desenajenarse, o sea de adquirir una conciencia enajenada que se sabe tal y, por tanto, en condiciones de actuar de manera distinta, ello sería materia de otra exposicion.

La clase obrera o asalariada, integrada por el conjunto de personas que venden su fuerza de trabajo, se nos aparece fragmentada, según la modalidad de fuerza de trabajo que personifica. Nos preguntamos por esta diversidad, que es la forma de su unidad. Efectivamente, la fuerza de trabajo presenta diversas características según formación, cualificación, sexo, edad, etc. Además de ser empleada, la clase obrera reproduce su fuerza de trabajo (habita, consume, descansa, ...). En definitiva, las condiciones materiales y sociales que rodean el consumo y la reproducción de la fuerza de trabajo están presentes en la segmentación de la clase obrera.


Entre los integrantes de la clase obrera se establece una relación de competencia por la venta de la fuerza de trabajo y que, en ausencia de una relación de solidaridad (sindicato), va a determinar la venta de su fuerza de trabajo por debajo de su valor dada la sobrepoblación obrera que genera el capital (parados).


La clase obrera no existe sola, sino junto a sus empleadores, los que le compran la fuerza de trabajo, la clase capitalista o burguesía. Estos, en cuanto propietarios de los medios de producción, deciden en lo inmediato qué, cuánto y cómo producir, con el objetivo de obtener más valor (plusvalor) del que adelantaron (salario). Para ello deben explotar a la fuerza de trabajo que contratan, o sea haciendo que ésta genere más valor del que finalmente cobra. Tanto en la compraventa de la fuerza de trabajo, acordando el salario, como en el uso de dicha fuerza, lo que gana uno lo pierde el otro. O sea, burgueses y asalariados, mantienen una relación antagónica, la lucha de clases.


Esta lucha se expresa de diversas formas, una es la sindical donde se disputan las condiciones inmediatas de trabajo (salario, jornada, entre otras) y otra es la jurídico-política que obliga a intervenir a las instituciones (jueces, gobiernos, u otros). Ambas formas presuponen que la clase obrera se organiza en sindicatos o partidos, que expresan sus intereses y en los que las diversas fracciones de la clase obrera se ve representada, por lo que hemos de detenernos en la diversidad de partidos (y como caso extremo la dicotomía derecha e izquierda).


Estos partidos compiten electoralmente por situar sus representantes en las instituciones políticas, caso del Parlamento europeo. Allí, se establece una lucha institucional, donde la disputa adopta la forma de medidas, políticas, planes, legislaciones y presupuestos, que benefician en mayor o menor medida a unas u otras fracciones de la clase obrera y de la burguesía (también con su fraccionamiento). Las instituciones de la UE representan políticamente al capital europeo en su totalidad.


Al mirar esta lucha de clases, al margen de sus formas concretas (sindical, judicial, institucional, política, pongamos por caso) vemos que es la manera en que las clases establecen la relación de capital, la compraventa de la fuerza de trabajo. Y que el movimiento de esta relación nos remite a la acumulación de capital, que a su vez nos lleva al proceso capitalista de producción, al proceso de valorización en cuya materialidad (proceso de trabajo) hay que buscar los atributos que el capital necesita y, por tanto, la diversidad de fuerzas de trabajo demandadas por el capital. A su vez, el proceso de producción nos hace mirar el capital, el dinero, el valor y la mercancía (todo esto y lo anterior está en Marx).


Tomando la acumulación europea de capital podemos ver las distintas formas y fracciones del capital europeo, con necesidades comunes y específicas. Particularmente, hay capitales europeos más avanzados que se expanden, otros en fase de maduración que se estancan y capitales más atrasados que se reducen. Este distinto grado de desarrollo tiene que ver con las características propias de los capitales (tecnología, productividad) y con su inserción en el mercado mundial (especialización). Allí el capital europeo compite con capitales de otros bloques económicos, actualmente USA y BRIC’s, junto a la lucha por los mercados se produce la lucha por los recursos, abriendo el abanico de posibilidades que nos muestra la geopolítica mundial (tratados, acuerdos comerciales, aranceles, sanciones, guerras, entre otros).


En la exposición anterior nos hemos remontado desde lo más concreto (acción electoral) hasta lo más abstracto (acumulación mundial de capital), destacando las categorías que nos sirvan para explicarnos aquella realidad. Es importante no pararse antes de llegar al final porque ello da pie a la naturalización de la categoría, a una reproducción mental parcial o superficial del fenómeno (ideológica) y a la mutilación de su conocimiento.


Así, por ejemplo, si nos paramos en la conciencia individual, alguien podría pensar que los obreros votan así porque les da la gana; o si nos paramos en la conciencia de clase tenemos que la conciencia, en abstracto, determina la acción política sin explicarnos tal conciencia (condiciones materiales en que es producida), con lo que no solo incurriríamos en una abstracción sino también en una idealización. De igual manera, si nos detenemos en la clase social, en el partido político, en las instituciones políticas, o en el capital europeo sin llegar al capital mundial.


Ahora nos queda retornar al concreto (acción electoral de los miembro de la clase obrera), pero ya no como representación caótica de la realidad sino como un concreto pensado síntesis de múltiples determinaciones. Pero esto quedará para la siguiente entrega.

viernes, 14 de junio de 2024

La derechización de Europa (I) por PAGR

Los resultados de las recientes elecciones europeas ponen de manifiesto el giro hacia la derecha en la Unión Europea (UE), nos proponemos aproximarnos a este fenómeno desde la perspectiva de la Crítica de la Economía Política (CEP).

Por si todavía alguien tiene dudas de que la ciudadanía europea ha votado mayoritariamente a la derecha, cuestión esta menos novedosa que se viene produciendo de manera tradicional, y que ha incrementado su apoyo a las opciones políticas conservadoras y retrógradas (derecha), veamos brevemente los resultados.

La participación ascendió, en el ámbito europeo, al 51,1%. Puede parecer poco, pero es el máximo de los últimos 20 años, suponiendo un crecimiento respecto de 2019 (50,7%) y 2014 (42,6%). Por tanto, la abstención fue del 48,9 por ciento.


https://results.elections.europa.eu/es/participacion/


En cuanto a resultados electorales bajo la dicotomía izquierda/derecha. En la parte de la izquierda europea las votaciones han dado los siguientes resultados: socialdemócratas obtienen 135 eurodiputados perdiendo 19; los verdes sacan 53 y reducen en 21, respecto del anterior Europarlamento; y La Izquierda cuenta con 36 por lo que disminuye en 5. En total la izquierda europea obtiene 224 (31%) dejándose en el camino 45 escaños.

Por su lado, la derecha, que son el resto de partidos, ha obtenido 496 parlamentarios de un total de 720, o sea casi el 70 por ciento. Por insistir en la derechización de la ciudadanía europea, veamos sus tendencias: los liberales obtienen 79 y pierden 29; el partido popular saca 189 y gana 7. En cuanto a la extrema derecha, según una investigación del diario Publico ( https://www.publico.es/internacional/cuarenta-partidos-extrema-derecha-ocuparan-cuatro-escanos-nuevo-parlamento-europeo.html ): más de 40 partidos en los 27 países que han votado, suponen 192 europarlamentarios, casi el 27 por ciento, con un crecimiento de 52 sillones. El resto, unos 36 eurodiputados, pertenecen a partidos difíciles de ubicar, o que se autoubiquen en la dicotomía derecha-izquierda (caso de los 5 estrellas italianos que están en los no inscritos junto a Junts, por ejemplo), pero son pocos y alteraría en menos de 5 puntos el análisis.

Una vez aclarado lo que entendemos por derechización de Europa o de la ciudadanía europea, encaremos este fenómeno e intentemos explicárnoslo. Para ello usaremos las herramientas que nos procura la CEP procediendo conforme a las indicaciones de Karl Marx en el prólogo a la Contribución a la Critica de la Economía Política. De otra manera, ya sabemos lo que ha hecho la ciudadanía europea, ahora tratemos de saber qué han hecho las clases sociales de la UE.

Bajo nuestro punto de vista, ello pasa por partir del fenómeno (derechización de la UE) tal como aparece (concreto-real), captarlo a traves del pensamiento (concreto representado) mediante categorías y, finalmente, reproducirlo en el pensamiento (concreto pensado) pero ya explicado como síntesis de múltiples determinaciones a través de las distintas categorías: capital, instituciones politicas, clases sociales, lucha de clases, conciencia de clase, acción política, sujeto politico, entre otras.

Pero, antes representemos a través de un cuadro el comportamiento de las clases europeas en las recientes elecciones. Las cifras que se exponen son porcentajes respecto del total del electorado.



Clase obrera

Clase capitalista

Ciudadania

Abstención

39

10

49

Voto a la Derecha

26

9

35

Voto a la Izquierda

15

1

16

Electorado

80

20

100


La tabla presenta en las columnas a las clases sociales, y en las filas las acciones políticas que ha realizado el conjunto de los miembros de cada clase (abstención, votar a la derecha o votar a la izquierda).

En la confección de este cuadro hemos tenido en cuenta los siguientes datos: según el Parlamento Europeo la participación ha sido del 51 por ciento y la abstención del 49 por ciento (ver https://results.elections.europa.eu/es/); el porcentaje de ciudadanos que ha votado a la izquierda (socialdemócratas, verdes y la izquierda), teniendo en cuenta los 224 que ha sacado, asciende al 16 por ciento; mientras que el porcentaje de ciudadanos que votó a partidos adscritos a eurogrupos de la derecha (el resto), sabiendo que obtuvieron 496 asientos (69%), ha sido el 35 por ciento. Esto queda reflejado en la última columna de la tabla.

Ahora veamos cómo se ha comportado cada clase social. Partimos de un reparto de la ciudadanía europea entre las clases sociales del 80 por ciento para la clase obrera y el 20 por ciento para la clase capitalista en base a los datos del mercado de trabajo que se extrapolan al resto de los electores (mayores e incapacitados para el trabajo) (ver criticonomia.blogspot.com). Esto se expresa en la última fila de la tabla.

Suponemos que la participación electoral es similar en ambas clases, es decir del 51 por ciento; y, en cuanto a la propensión al voto de la clase burguesa, que el 90 por ciento vota a la derecha mientras el 10 por ciento vota a la izquierda; la columna tercera nos muestra el comportamiento electoral de la clase capitalista. Es decir, de 20 capitalistas por cada 100 ciudadanos europeos, 10 se abstienen, 9 votan a la derecha y 1 vota a la izquierda. El comportamiento electoral de la clase obrera sale como resultado de restar el comportamiento burgués al ciudadano; o sea, de los 80 miembros de la clase obrera que hay en cada 100 ciudadanos europeos, deciden abstenerse 39, votan a la derecha 26 y votan a la izquierda 15, tal como se refleja en la segunda columna de la tabla.

Desde este punto de vista, la derechización de Europa tiene que ver con la derechización de su clase obrera, del conjunto de sus personas asalariadas. Así que hemos de interrogarnos por esto último, pero esto será en la próxima entrega.



domingo, 2 de junio de 2024

La Europa que es, que será o la que quiero que sea

Por Pedro Andrés G.R.
Millones de personas de la Unión Europea (UE) estamos llamadas a votar. Pero, realmente sabemos: qué significa Europa, cómo está y qué políticas necesita, qué poder tienen las instituciones europeas que vamos a elegir, qué defiende cada opción política, cuál es el contenido de clase de cada política, qué intereses nos representan como clase, o a qué clase pertenecemos. Algunas de esas cuestiones deben ser respondidas para emitir un voto consciente, o sea para actuar con una conciencia libre. La intención de lo que viene a continuación es dar algunas claves para hacer un viaje que nadie puede hacer por nosotros, que comienza preguntándonos quiénes somos mirándonos al espejo de la sociedad y termina respondiéndonos metiendo la papeleta en la urna, y entre medias algunas de las cuestiones señaladas más arriba. Veámoslas. 

1. La situación mundial y la acumulación de capital. El capital es la relación social general a nivel mundial; o sea, el proceso social de vida humana está mediado por la necesaria valorización del valor. En la actual coyuntura económica el capital se expande, sobre todo el norteamericano y el de los BRICs (Brasil, Rusia, India, China y otros), y no tanto el europeo. Esta acumulación se desenvuelve con las contradicciones entre bloques internacionales cada vez más en el primer plano. El agotamiento de esta expansión podría ser la condición que hiciera disparar el detonante definitivo (Ucrania, Palestina, África, península arábiga y Oriente próximo, extremo Oriente y Taiwan o cualquier otro). Para acercarnos a una mayor comprensión del fenómeno habría que tener un conocimiento más concreto de la situación en cada zona del planeta donde los capitales transnacionales de las respectivas potencias se ventilan sus intereses, la plusvalía mundial. 

2. La acumulación de capital y la Unión Europea. La posición de Europa en esta competencia internacional aparece a la sombra de USA, poniendo de manifiesto el hermanamiento y la subordinación del capital europeo al estadounidense. Aún así el capital europeo transnacional tiene necesidades específicas, amén de que deba progresar en la integración política para que sea representado plenamente por las instituciones europeas. Paradójicamente, dicha representación aparece vinculada a posiciones consideradas hasta ahora euroescépticas. Un detalle más amplio del papel de Europa requeriría detenerse en su intervención, que todavía pasa por la participación de cada una de sus potencias nacionales (Alemania, Francia, principalmente, pero no exclusivamente), en cada parte del globo donde se dirimen los intereses de los capitales europeos y su relación con los capitales de los grandes bloques (USA, BRICs). 

3. Interés del capital europeo e instituciones políticas. Este avance en la representación política no es la única necesidad que tiene el capital transnacional europeo (ver documento En qué piensa la Unión Europea): medioambientales (Pacto Verde); adaptación al avance de las tecnologías digitales garantizando conectividad de personas y empresas; impulso de las economías nacionales (NextGenerationUE) tras la crisis de la Covid; desarrollar el comercio y la cooperación internacionales; apuesta por la inclusion evitando las discriminaciones por sexo, raza, creencias, discapacidad, edad u otras; y el refuerzo de la libertad, la democracia y las instituciones europeas. Una concreción mayor sobre los grandes desafíos mencionados sería necesaria para tener una idea más precisa de las necesidades del capital transnacional europeo y, por tanto, de las posibilidades de transformación de la sociedad europea.

4. Las instituciones políticas europeas y los grupos europarlamentarios. Las instituciones políticas europeas (Parlamento, Consejo de Europa, Consejo de la Unión Europea, Comisión Europea y Tribunal de Justicia) actúan, aun con sus limitaciones, como el representante político del capital global europeo. Articulando dicha representación con los gobiernos de los 27 países que forman la UE y con las elecciones europeas, donde solo se eligen directamente a los europarlamentarios. Los diputados electos se agrupan según la orientación política (y no según el país). En el último mandato había 8 grupos europarlamentarios. Una caracterización más minuciosa de cada uno de estos grupos así como de las afinidades con los partidos tiene interés de cara a saber qué se vota. 

5. Los grupos europarlamentarios y (los intereses de) las clases sociales. Pero lo que nos dice la relación entre la lucha europea de clases y la agenda europea es la composición del Parlamento Europeo, cuyas principales competencias son: legislar, aprobar el presupuesto europeo (190 mil millones de euros, la mitad que el español y 1,3% PIB de la UE) y elegir a la presidencia de la Comisión Europea. Dentro del PE en la última legislatura había 8 grupos a los que los distintos eurodiputados, electos en cada país, se adscriben. Eran los siguientes (indicamos el número de miembros de un total de 705, que serán 720 para 2024): Partido Popular Europeo (176), Socialdemócratas (139), los liberales de Renew Europe (102), Verdes (72), Conservadores y Reformistas (69), la ultraderechista Identidad y Democracia (49), La Izquierda (37) y No Inscritos (61). En las últimas elecciones los 59 eurodiputados españoles (61 en 2024) se adscribieron de la siguiente forma: PSOE (21 a SD); PP (13 a PPE); Ciudadanos y PNV (9 a RE); Podemos, IU y Anticapitalistas (6 a LI); VOX (4 a CyR); ERC y BNG (3 a Verdes); JxC (3 a NI). En mi opinión, los partidos no marcan el contenido de la agenda europea, que está dictada por el capital europeo, pero sí pueden afectar a la forma en que se cumpla (ritmos e intensidad). 

6. Las clases sociales y las personas que votan. De los casi 450 millones de personas que residen en la Unión Europea, 212 forman la población activa de las que más del 80 por ciento son asalariados (datos de 2023). En las últimas elecciones europeas (2019) la participación electoral fue del 51 por ciento; y el voto se repartió, como indicábamos antes entre los grupos (60 por ciento para la derecha y 40 por ciento para la izquierda). De donde: el grueso de la clase obrera europea no vota (45 a 40%), y de la que vota una parte importante lo hace a la derecha (en torno al 20%) y el resto a la izquierda (15 a 20%). Si el reparto lo hiciéramos entre planteamientos capitalistas y anticapitalistas la cosa sería aún peor. Es dificil imaginar que sea muy distinto, pues uno de los factores de estabilidad del capitalismo es que genera una conciencia mayoritaria de enajenación en la mercancía que surge, y se modula, como resultado del desarrollo del capital. Lo cual no anula la lucha de clases sino que la sitúa como la forma de realizarse la determinación del capital. Y, la necesaria lucha ideológica para que la clase obrera supere dicha circunstancia es muy desigual, no hay más que ver el reparto de los medios de comunicación o de las estructuras de poder (militares, policias, jueces, altos funcionarios o propietarios de empresas). 

Arriba, hemos partido de una serie de determinaciones generales, como el modo de producción capitalista, y hemos ido elevándonos a mayores niveles de concreción hasta llegar al acto individual del voto en estas elecciones europeas. Si descendiésemos aún más comprobaríamos que de lo que se trata es del proceso de vida humana (contenido) y de las expresiones concretas (formas) que va adoptando. La actual forma, la capitalista, nos muestra que la afirmación de la vida humana avanza en formas concretas cada vez más brutales (esquilmación de la naturaleza, explotación laboral, derechos humanos que se restringen, servicios públicos que se deterioran, guerras, entre otros) en las que el factor común es garantizar la rentabilidad del capital. La Unión Europea no está escapando a esta linea y las posiciones políticas que las encarnan con mayor brutalidad parecen en auge. No sabemos si se trata de una tendencia permanente, o de una agudización que marca un cambio en la tendencia. En cualquier caso, existe otro planteamiento que nos impulsa a tratar el proceso como sujetos activos y no como meros espectadores (o víctimas o autores involuntarios). Así, mediante la aplicación de la dialéctica, cada uno de nosotros es invitado a explorar las capacidades de intervención que tiene, como individuo y como colectivo, en relación a las posibilidades de cambiar la situación en la que decidimos actuar. La apropiación por el pensamiento de las determinaciones presentes otorga la conciencia transformadora, pero ya no como la sola voluntad abstracta (la Europa que yo quiero) sino como la voluntad conocedora de la necesidad (la Europa que es) y, con ello, avanzar en su transformación (la Europa que será).