lunes, 30 de diciembre de 2024

El bulo, la fake y el capital

 


Cuando se habla de bulo, de noticia falsa (fake news), en estos tiempos, se pretende trasladar la idea de que son fenómenos nuevos. Es decir que antes (¿cuándo?) no las había y ahora han aparecido. Es más se los vincula a una forma concreta de extenderse, las redes sociales, obviando la cantidad de veces que se publican en medios de comunicación convencionales. Con esto se quiere generar la ilusión de que haciendo desaparecer o regulando las redes sociales se acabaría con el bulo o la fake.


Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones son ciertas: ni son nuevos ni tienen su origen en las redes sociales ni, por supuesto, la regulación de éstas acabarán con las noticias falsas.


Más allá de que la mentira acompañe al hombre desde que empieza a comunicarse, lo que se está planteando es que la mentira se considere una forma de intervención política socialmente aceptada y, en un momento determinado, como el modo necesario de la reproducción del capital.


Debería sorprendernos, me pregunto, que la mentira sea un ingrediente constitutivo del capitalismo, o deberíamos añadirlo como un determinante de la relación social general, el capital, al igual que la explotación, la valorización o la acumulación.


El capitalismo produce la conciencia libremente enajenada, es decir que hace que las personas porten la capacidad de regir su acción deteniéndose en la apariencia (libertad), olvidando su esencia (enajenación) y elevando la apariencia a la categoría de esencia. Es decir, que se crean libres cuando realmente son multidependientes (mercado, dinero, capital) y, en muchos casos, sin ser conscientes de ello. Pero, el capitalismo, borra aparentemente todas esas dependencias y genera la ilusión de que basta tener el dinero en el bolsillo para que todo ocurra mágicamente (fetichismo).


No es solo que la clase capitalista use la mentira, en su modernidad bulo y fake, para mantener su dominio; por tanto, incorpore la mentira en su estructura de dominación (fuerza bruta, legalidad, escuela, familia). Ni si quiera que la propia clase obrera, cuando es incapaz de hacer la crítica del capital, en la subsunción al capital se encargue de reproducir la mentira capitalista. Por no hablar del papel del representante político del capital, el estado, o sus gestores inmediatos, los gobiernos. Recuérdense: las mentiras sobre el derrame del chapapote del Prestige, las armas de destrucción masiva de Irak, el 11M, o las de la dana de Valencia, etc. Todo ello forma parte de una mentira aún mayor, el propio capitalismo.


Es mentira que la propiedad (privada o publica) de las cosas esté en la naturaleza de las cosas, es la relación social general, el capital en el caso del capitalismo, la que requiere que ello sea así. También es mentira que el dinero sea necesario, es la relación social la que obliga a que sea así. Como una mentira es que la fuerza de trabajo haya de ser una mercancía y venderse por un salario, es el capital el que exige que sea así. Por no decir que el salario equivalga a la contribución de la fuerza de trabajo en el proceso capitalista de producción. Y mentira es, que la única forma en que se puedan relacionar las personas sea la relación social general de las sociedades actuales, el capital. Pero, el capital exige que así lo creamos.


Como se ve, los fundamentos de la sociedad actual, están basados en la mentira (el capital como atributo natural de la persona, cuando no el único o mejor) como “verdad” socialmente admitida. Mantener la mentira como “verdad” socialmente admitida exige un esfuerzo, que concierne a toda la sociedad. Un esfuerzo que consiste en crear un aparato, que exige la intervención de varios actores (creadores, difusores, legitimadores, …), toda una superestructura que se eleva sobre la base capitalista.


Un sociedad que se afirma en la mentira, como la capitalista, no tiene más medio que hacer de la mentira un medio de su reproducción. Otra cosa es que el fenómeno se ha disparado en la actualidad, y lo que ello dice de la situación actual, pero eso será para otra ocasión.


martes, 24 de diciembre de 2024

Honda + Nissan, y la centralización del capital

Una de las acusaciones más frecuentes hacia las ideas de Marx es la falta de actualidad, sin embargo las secciones económicas de los diarios con sus frecuentes reseñas sobre fusiones y adquisiciones empresariales se empeñan en desmentirlo.

En este sentido, el último anuncio ha sido la fusión de Honda y Nissan (y posiblemente Mitsubishi) para 2025. La nueva empresa sería la tercera del mundo en producción con 3,65 millones de unidades, solo por detrás de Wolkswagen (4,34) y Toyota (5,16). Además, Nissan que atraviesa una mala situación tras despedir a más de 9000 personas (en 2021 cerró su planta de Barcelona) con progresiva reducción de beneficios, acepta que Honda ponga a la mayoría de los dirigentes. Uno de los argumentos de este movimiento empresarial es la competencia de la industria automotriz china, mejor posicionada en el vehículo eléctrico que se espera sea dominante en los próximos años.

Se reúnen aquí varios de los elementos que contempla Marx en su investigación sobre la acumulación del capital (capitulo 23 de su obra El Capital): mercado mundial, lucha y competencia entre capitalistas, centralización del capital (fusión), aumento de tamaño de las unidades capitalistas de producción, cambio de tecnología. Veamos a grandes rasgos como se relacionan.

La acumulación de capital, esto es el incremento de capital, bajo la forma de la reunión de distintos capitales (como el caso anterior de Honda y Nissan) que forman un nuevo capital individual, le otorga a éste nuevas potencias.

Por un lado, al ser un capital mayor aprovecha en mayor medida la elasticidad de la fuerza de trabajo (prolongaciones de jornada, aumentos en la intensidad del trabajo, recurso a formas de fuerza laboral más simple, por ejemplo) así como obtiene  mayores ahorros por el uso de más cantidad de medios de producción. Ambos aspectos redundan en una mayor productividad y reducción de costes derivados del mayor tamaño del nuevo capital.

Por otro lado, si el capital centralizado opera con un cambio en la relación entre los medios de producción y la fuerza de trabajo, de modo que el proceso de producción resultante sea más productivo, se acentuará el descenso del coste de producción.

Así, el nuevo capital incrementado resultante de la unión de capitales ya existentes, la expropiación de los capitalistas entre sí que dirá Marx, redundará en una mayor productividad y en una rebaja del coste de producir las mercancías. Esto será la base de la rebaja del precio y de la consecuente ampliación del mercado. Resultando de ambos fenómenos el aumento de beneficios del capital centralizado. 

Simultáneamente se intensifica la lucha entre capitales que se libra en el mercado, resultando que algunos competidores perderán compradores y sufrirán el retroceso del beneficio (caso de Nissan más arriba).

Marx concluirá que, por regla general y como una ley inexorable, los capitales menores son desplazados hacia otras esferas y si no lo hacen, insistiendo en competir con los grandes, terminan arruinados o en manos de los grandes (léase el caso de Nissan).

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Valor, dinero y precio (I). Presentación

Pretendemos abordar el problema de los precios en las sociedades capitalistas actuales, concretamente en la española.

Quizás, antes, estaría bien justificarlo.

Una simple atención a los medios de comunicación nos puede valer. Hace poco la aceleración de la inflación, del incremento generalizado de precios, era una de las primeras noticias; también, de vez en cuando, determinados bienes ocupan portadas por su carestía, caso de la gasolina o el diésel; incluso nos hacen mirar a los precios en el mercado mundial y nos señalan la evolución de lo que cuesta el petróleo. Es más, la intervención gubernamental sobre los precios de determinadas mercancías es frecuente sobre todo si tiene finalidad recaudatoria, caso del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). En determinadas circunstancias, por ejemplo durante la pandemia de la Covid, el gobierno modificó el IVA de algunos productos, afectando a su precio e incluso limitó el precio de algunos producto, como las mascarillas. Recientemente, ante la subida del coste de la vivienda o su alquiler, se demanda la regulación del precio. O al contrario, otros piensan que ninguna intervención sobre los precios trae nada bueno. Además, nos encontramos con la revisión de rentas (salarios, pensiones u otras) según el Índice general de Precios al Consumo (IPC). Como se ve el precio forma parte del debate económico y político.

Y es que, como señala el profesor Juan Iñigo Carrera1, la acción política remite al problema del precio y del valor. Merece la pena recoger a grandes rasgos su despliegue.

En el ámbito de la acción política, o sea de la transformación de la realidad social en el modo de producción capitalista, nos surge la cuestión de qué hacer, o sea qué forma ha de adoptar nuestra acción política. Si pretendemos que sea una acción que conozca su necesidad (consciente), hemos de preguntarnos por dicha necesidad. Pero, incluso antes, hemos de plantearnos qué es una acción política. Esto nos remite a la relación entre grupos de personas con intereses contrapuestos (clases sociales). Y ¿a qué intereses nos referimos? En las sociedades actuales los principales intereses son los intereses que se establecen entre la clase obrera y la clase capitalista.

Pero, ¿qué necesidad determina a estas dos clases sociales? El distinto modo en que participan del nuevo producto social, o sea el salario y la ganancia. ¿Qué son el salario y la ganancia? Los ingresos que surgen del capital. ¿Qué es el capital? Una suma de dinero que se pone en movimiento para obtener más dinero. ¿Qué es el dinero? Algo que se utiliza en el mercado para mediar en las compras y las ventas. ¿Qué es el mercado? El lugar donde se cambian las mercancías. ¿Qué es una mercancía? Un objeto con capacidad de cambiarse, un valor de cambio. ¿Por qué puede cambiarse ese objeto? ¿De dónde le viene esa capacidad para cambiarse?

De esta forma, partiendo de la acción política de los individuos, hemos llegado a las cuestiones fundacionales de la economía y de la crítica de la economía política. Hemos aterrizado en el análisis de la mercancía y específicamente del valor (el atributo de cambiabilidad de las mercancías) y de éste al valor de cambio, al dinero y al precio, de ahí el título del presente escrito.

Por ello, empezaremos presentando la explicación del valor que hace la teoría economía actualmente dominante, la neoclásica, y posteriormente la clásica. Después, expondremos la crítica de la economía clásica que emprendió Karl Marx y añadiremos la crítica de la economía neoclásica que otros autores han realizado.

Ahora bien, por qué la crítica; qué necesidad tiene la crítica de la economía política iniciada por Marx. Esta cuestión será abordada en las próximas entregas.

De momento, bástenos remarcar que la comprensión de la realidad capitalista es necesaria para intervenir con conocimiento de causa sobre esta realidad, o sea el conocimiento es necesario para la acción política. Y este conocimiento empieza por saber qué son el precio, el dinero y el valor. En la próxima entrada veremos qué explicación hace la teoría económica actualmente dominante.

1 Conocer el capital hoy. Usar críticamente El Capital. Editorial Imago Mundi, 2021. Más información en la página del CICP, https://cicpint.org/es/inigo-carrera-juan-2021-conocer-el-capital-hoy-usar-criticamente-el-capital-imago-mundi/