(a todos los que afrontan críticamente la lectura de El Capital)
La producción capitalista, a nivel social, se inicia con un capital de 150 millones de unidades monetarias, digamos, y termina, tras la producción de plusvalor, con 210. ¿De donde sale la demanda efectiva para que circule más valor del que se inyectó en principio? Aclaremos, no se trata del origen del plusvalor, que ya sabemos es la explotación de la fuerza de trabajo, sino de cómo se convierte en dinero.
Este asunto, en apariencia inocente, hizo correr ríos de tinta en la historia del marxismo. Primero, por las sospechas de error en Marx, que lo abordó en la sección sobre la rotación del capital del libro II de El Capital donde investiga la circulación del capital. Después, porque según la solución se derivan conclusiones teóricas y políticas distintas. Un ejemplo, fue el planteamiento de la insigne revolucionaria Rosa Luxemburg que basándose en esto afirma la imposibilidad del desarrollo capitalista sin el recurso a modos de producción distintos.
Planteamiento del problema
Un apunte metodológico previo, en este asunto, como en buena parte del libro II, Marx aparca la dialéctica y echa mano del razonamiento lógico porque se trata de cálculos algebraicos. No obstante, en las conclusiones, indicaremos su significado dialéctico.
Nuestro autor se propone explicar la circulación del capital total de la sociedad sin recurrir a lo que denomina subterfugios, elementos exteriores a la inmediata producción capitalista, caso de la velocidad del dinero, el sistema de crédito u otros modos de producción.
De modo que, refiriéndose al capital social total, por tanto el protagonismo es de las clases sociales, y respetando la ley del valor (cada mercancía se vende por su valor), distingue dos escenarios: el de la reproducción simple (no hay capitalización de la plusvalía) y la reproducción ampliada en la que los capitalistas invierten parte de la plusvalía en cada período.
Hemos adoptado un ejemplo numérico simple a costa de no ser espectaculares en los resultados: el tiempo de producción es el año, la compraventa inmediata (tiempo de circulación nulo), por tanto la rotación es anual.
Reproducción simple
En este caso la escala de la producción se mantiene y toda la plusvalía se destina al consumo individual de la clase capitalista.
En el punto de partida, al inicio del periodo, la situación o distribución entre las clases es la siguiente: la clase capitalista tiene dinero, medios de producción y medios de vida; la clase obrera tiene fuerza de trabajo.
A renglón seguido la clase capitalista adquiere los elementos de la producción: compra la fuerza de trabajo a la clase obrera por un monto, el salario (pongamos 50); se compra, entre la propia clase capitalista, los medios de producción por un importe de 100. Enseguida se inicia la producción que termina con mercancías por un valor de 210, o sea 60 más que las iniciales, la plusvalía. La pregunta: si la clase capitalista solo volcó capital dinerario por 150 a la circulación cómo puede recoger 210.
La solución que da Marx es que el dinero necesario para que circule la plusvalía (60) ya está en manos de los capitalistas bajo la forma de un fondo de consumo: un ahorro que los capitalistas destinan a su gasto personal. Este fondo de consumo será repuesto cuando se venda la producción con la plusvalía, de modo que funciona como un anticipo de la plusvalía futura.
Así, tras la producción por (100+50+60=210) contaría para su realización con el dinero correspondiente al capital adelantado (150) y al fondo de consumo capitalista (60). La situación volvería a ser la inicial; o sea, la clase capitalista tiene dinero (210), medios de producción (100) y medios de vida (110), mientras la clase trabajadora dispondría de su fuerza de trabajo. Este sería el punto de partida del nuevo proceso social de producción capitalista.
Ahora bien, nada garantiza, y menos aún en la sociedad de los productores privados e independientes que es la capitalista, que el consumo capitalista sea repuesto por la plusvalía. Así, se abriría una discusión en la que Marx se adentra poco, y que dejamos apuntada para desarrollos futuros.
Reproducción ampliada
En el caso de que los capitalistas utilizan el plusvalor, además de para su consumo personal, para ampliar la escala de la producción adquiriendo más medios de producción y contratando más fuerza de trabajo, la situación se complica un poco.
Partimos del mismo ejemplo de arriba. De nuevo el problema es si la clase capitalista vuelca a la circulación el adelanto del capital productivo (150, por ejemplo, en medios de producción y salarios), de dónde sale el dinero adicional para realizar la nueva producción mercantil por 210. Pero, esta vez teniendo en cuenta que la plusvalía (60) se descompone en consumo capitalista (30) y acumulación de capital (30) y, por tanto, la realización del plusvalor ha de tener presente que la forma material de ambos es distinta: medios de vida para capitalistas (30), el primero, y nuevos medios de producción (20) más medios de vida para los nuevos obreros (10), el segundo.
Otra vez el problema está en la circulación de la plusvalía, pues la circulación del producto (100 en medios de producción y 50 en medios de vida para obreros) que repone el valor de capital (150) no tiene problema al ser volcado por la clase capitalista al inicio.
En cuanto a la circulación del plusproducto (medios de vida para capitalistas) que corresponde al consumo capitalista (30) tiene la misma solución que en la reproducción simple: fondo de consumo capitalista que anticipa una parte de la plusvalía. Pero, qué ocurre con la circulación del plusproducto compuesta por los elementos de la acumulación (20 de medios de producción y 10 de medios de vida para obreros).
De nuevo el dinero necesario para realizar esa parte del plusproducto ya está en manos de la clase capitalista, sería un fondo de acumulación que los capitalistas gastarán en los nuevos medios de producción (20) y la nueva fuerza de trabajo (10) cuando decidan ampliar la producción, anticipando la plusvalía a capitalizar (30).
El problema se plantea a partir del segundo período. El modelo no explica de manera endógena el origen de los fondos, más allá del insuficiente fondo de consumo inicial, que permiten la realización del plusvalor. Marx admitirá el recurso a los subterfugios: señala la constitución de capital dinerario latente (depósitos, títulos, activos reales ociosos) y destacará el desarrollo del sistema de crédito como indispensable para la expansión capitalista, al punto que le atribuye la potencia de desarrollar las fuerzas productivas, pero aclarando que sin mistificaciones al respecto. Esto abre una linea de desarrollo que toca los problemas de realización, e incluso las crisis, que preferimos dejar para más adelante.
Conclusión
La apariencia es que la clase capitalista acumula capital productivo, o sea compra medios de producción y contrata fuerza de trabajo adicionales, tras vender la producción. Pero, no tiene por qué. La clase capitalista gasta y acumula a medida que produce, porque dispone de un colchón monetario que garantizan la continuidad de la producción y la realización de todo el valor producido.
De modo general, o sea teniendo en cuenta la rotación y, por tanto los adelantos, se podría formular la siguiente ley. La circulación del producto social bajo las condiciones de la reproducción, simple o ampliada, del capital, presupone una cantidad de dinero en manos de los capitalistas que se calcularía sumando: capital adelantado (la lógica y el álgebra de Marx), por un lado y, por el otro, la constitución del fondo de consumo capitalista y la del fondo de acumulación, teniendo en cuenta que la suma de ambos fondos anticiparían el plusvalor futuro.
Esta conclusión de la disponibilidad previa del dinero necesario para realizar el plusvalor, mirando el desarrollo histórico, recuerda el papel del suministro de metales preciosos provenientes de América y, por tanto, los “viajes” de Colón y el resto de “descubridores”, en el despegue capitalista de Europa.
Más allá de las circunstancias históricas, la realidad plasmó diversas formas en que el capital ha ido superando esta limitación de dinero, en la versión metales preciosos, recurriendo a los subterfugios: sistema de crédito, la compraventa a plazos, el dinero fiduciario, la velocidad del dinero, las sociedades externas de las que habla Luxemburg, o el crédito que el obrero abre al capital cobrando después de trabajar, entre otros. Marx los conocía pero pretendía explicar el capital por sí, como automovimiento, y a mi juicio lo consiguió. Mostró algo más, que estos factores no explican al capital sino que es el capital el que los explica a ellos.
Por último, el análisis lógico-algebraico de Marx, que ocupa buena parte del libro II, cumple una función en el despliegue dialéctico de su investigación sobre el capital: avanzar en la consideración del capital social como el sujeto concreto de la producción social. Para ello, establece una (faltan otras) condición cuantitativa , la ley, por la que los capitales individuales, autónomos y fraccionales, se subsumen en el capital social, cual órganos de la unidad superiro, que dijera Marx hace más de 150 años y que tanto nos cuesta digerir hoy.
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