He leído el artículo de Arantxa Tirado ( Llámalo corrupción, llámalo capitalismo ) y me ha sugerido una serie de reflexiones que quisiera compartir.
Vaya por delante que estoy de acuerdo con la idea principal, el capitalismo es un sistema corrupto o la corrupción está en la base del funcionamiento del capital.
Estas reflexiones a veces son discrepancias y otras son desarrollos, pero por la posible utilidad social para los planteamientos políticos transformadores me decido a publicarlas.
Una primera cuestión es el cobro de comisiones y su valoración. En general, bajo la moral, la ética y la legalidad capitalistas, el cobro de comisiones por facilitar la comercialización de un producto, bien su venta bien su compra, es incuestionable.
Está en la naturaleza del capitalismo la obtención de beneficio (plusvalía) por una actividad económica. Cierto, que esa normalidad se suele asociar a la producción de bienes y servicios, y se empieza a cuestionar cuando de lo que se trata es de comercializar el bien o servicio. Pero, el desarrollo histórico del capitalismo y, sobre todo, la investigación del capital muestran que la expansión de la producción capitalista implica necesariamente el desarrollo del comercio capitalista. Vamos que no se trata de una ocurrencia casual, ni de una elección más o menos afortunada, sino de una necesidad, de un determinismo (por mal que les pese a los que prefieren negar el conocimiento científico de la realidad bajo diferentes formulaciones). Hasta el punto, de que no sólo el comercio de mercancías (realización del valor) sino de la propia expresión general del valor, o sea del dinero, es un requisito indispensable del desarrollo capitalista. Repito esta es la realidad constatable en cualquier país capitalista, y es también una de las conclusiones de las reproducciones intelectuales del concreto social que denominamos capital, caso de El Capital de Marx en sus tres libros donde dedica muchas páginas al capital comercial y al capital dinerario.
El problema viene cuando se realiza en una situación de necesidad social general, caso de la pandemia (cuando muchas personas se contagiaban y morían por falta de material sanitario) con el cobro de comisiones por la intermediación en la adquisición de mascarillas. Se suman otra serie de factores: el volumen de las comisiones que multiplicaban varias veces la valoración de las propias mascarillas, esto se justifica como un problema de oferta y demanda; aprovechar la relajación de los controles administrativos; hacerlo con familiares (el primo del alcalde de Madrid, el hermano de la presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, el asesor del ministro de Transportes) observándose cierto nepotismo o tráfico de influencias (negacion de la objetividad de la relación social capitalista frente a las relaciones personales que dominan en el precapitalismo).
Otra cosa es el debate sobre si lo que se hace en el ámbito privado es respetado y exaltado, pero si se hace en el público es condenado hasta el punto de la ilegalidad. Aquí juega un papel importante la administración de los recursos públicos.
Qué implica la corrupcion desde el punto económico; de donde sale la comisión que se apropia el comisionista. Si es publico (productor, presupuesto publico) o privado (productor, consumidor productivo o final).
Efectivamente el cobro de comisiones es normal en el capitalismo; lo hemos asumido como normal porque es la relación social general: la actividad económica es a través del capital; el capital conlleva beneficio (incrementar el dinero, el valor inicial).
Se cuestiona al comisionista porque aparentemente es un trabajo laxo, poco esfuerzo, poco duradero, y se lo trivializa (levantar un teléfono, mandar un Whatsapps o informar de un contacto), todo ello se cataloga de trafico de influencias, información privilegiada, para la teoria economica es informacion asimetrica, talento empresarial, ...
La coincidencia de personas cercanas a distintos partidos compartiendo negocios nos indica que las relaciones de clase unen más que las afinidades ideológicas.
Cuestiona la separacion de política y economía. Correcto. La política es una expresión, una forma, de la economía (contenido).
El debate de fondo sobre la corrupción lo sitúa en la economía, más que en la política. Las dinámicas económicas establecen reglas de juego y determinan lo que se hace en la política. La misma práctica es vista como corrupta porque es ilegal, pero en otras circunstancias donde es legal, no es vista como corrupta. Pone el contrasta del cobro de comisiones por la venta de mascarillas a organismos públicos con el cobro de comisiones por conseguir contratos de trabajo en una ETT (empresa de Trabajo temporal), o con la externalización y subcontratación. La legalidad hace al derecho. Otra superestructura, otra forma de la economía (contenido).
Añado: en la empresa privada el propietario contrata a quien quiere, muchas veces familiares o amigos, amparados en el ejercicio de su libertad de empresa y de mercado; es una práctica que está bien vista o no genera reprobación pública y no está condenada legalmente. Sin embargo, en el sector público hacer eso, por parte del gerente o responsable, está mal visto (enchufismo) y sería un delito.
La corrupción se relaciona con la legalidad, con el delito. Otra vez la superestructura. Si es legal no es corrupto, si es ilegal es corrupto. Por qué el criterio legal prevalece. El dominio del derecho.
El capital es una relación social en la que el obrero entrega (vende) su fuerza de trabajo, trabajando durante un periodo de tiempo (jornada) generando valor (valor añadido), a cambio de un salario.
Esta relación tiene una apariencia, una forma que existe y es objetiva (la más inmediata el contrato laboral), caracterizada por: la propiedad, la igualdad, la libertad y el interés propio (Marx dirá Bentham, la economía moderna lo llama egoísmo).
Es una relación entre iguales porque ambos son propietarios (de mercancías).
Es una relación entre propietarios de dinero a valorizar de un lado y de fuerza de trabajo de otro.
Es una relación entre individuos libres porque ninguno está sujeto a relaciones de dependencia (esclavitud, servidumbre), el trabajador puede ofrecerse al capitalista que quiera mientras el capitalista puede contratar al trabajador que desee.
Es una relación entre voluntades que persiguen un fin propio, el capitalista persigue aumentar su capital (beneficio) mientras el obrero persigue un salario.
Pero, tras la forma, está el contenido de la relación de capital, que es la explotación de la persona asalariada, conseguir que durante su trabajo genere más valor del que cuesta, producir plusvalor. Y esto es el ser del capital, su naturaleza, su esencia. Mientras que la forma (propiedad, igualdad, libertad, interés propio) responde a cómo se expresa este ser; cuestión que es más modificable, adaptable, moldeable, sujeta a una mayor o menor evolución o transformación dentro del ser, del capital.
Esto plantea cuestiones interesantes: los distintos modos en que la forma expresa el contenido; cambio de forma versus cambio de contenido; la contradicción entre forma y contenido, por ejemplo, de suma utilidad política. Pero, aquí nos vamos centrar en otra cuestión que me tiene enganchado porque la detecto con frecuencia en los planteamientos de izquierda.
Se dice, por ejemplo, que la relación de capital es injusta porque el obrero no es libre. Se reprocha a la relación capitalista que no es una relación entre iguales. Dice Tirado, el capitalismo es corrupto porque presenta como libres cuando una de las partes no es libre.
“el capitalismo es un sistema corrupto porque presenta como libres relaciones sociales de poder donde una de las partes no tiene posibilidad de ser auténticamente libre ni de elegir a dónde va el producto de su trabajo, que es apropiado por una minoría de parásitos, que no son llamados corruptos porque lo hacen de manera absolutamente legal.”
Se refiere al obrero, al que no considera libre. Supongo que se refiere a que el obrero está obligado a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. Pero, eso mismo podríamos decir del capitalista, está obligado a comprar fuerza de trabajo a riesgo de no producir plusvalor y con ello no obtener beneficio que es la base de su reproducción material. Con lo cual ninguno sería libre. Tal como yo veo el asunto: esa es la libertad capitalista, y en relación al obrero esa es la libertad que el capitalismo depara a la clase obrera. Cuando decimos que esa libertad no es real, no es plena, es insuficiente o no es libertad, lo que estamos es comparándola con otra supuesta libertad, bajo otras condiciones, que existe en nuestras cabezas (libertad ideal o idealizada). Así, comparamos la libertad capitalista del obrero con la libertad ideal. Me pregunto, si el avance de la conciencia dialéctica pasa por ahí. Me temo que no. Además, y más importante, si esa es nuestra crítica a la relación de capital, hemos de ser conscientes que nos hemos quedado en el aspecto de la forma, mientras el contenido permanece.