miércoles, 15 de octubre de 2025

Marx, el capital fijo y la crisis

Introducción

Pretendemos exponer que la investigación de Marx sobre la reproducción social del capital, incluso en su forma básica (reproducción simple que no contempla la acumulación) constituye un buen punto de partida para examinar la crisis capitalista. Este desarrollo que realiza en el libro segundo de El Capital (cuyo subtítulo es Crítica de la Economía Política), concretamente en la sesión tercera, además da cuenta del movimiento cíclico del capital, superando con creces los planteamientos convencionales de la teoría económica.


Los ciclos y las crisis

La evidencia estadística muestra que la economía capitalista afronta tres tipos de crisis periódicas a lo largo de la historia económica capitalista: los ciclos cortos o de inventario (3-4 años), los ciclos medios o industriales (8-12 años) y los ciclos largos o de Kondratieff (30-50 años).

Cada uno suele relacionarse, aunque no se explica, con el ciclo de algún elemento del capital productivo: los primeros con las existencias (mercancías producidas), el segundo con la maquinaria y el tercero con los edificios e instalaciones.

Dentro de cada ciclo se observan básicamente dos etapas: la expansión (el valor sube) y la crisis (el valor baja). La tendencia del capital a expandirse (valorización, acumulación) está en su naturaleza y en eso están de acuerdo todos. Lo difícil es explicar la crisis.


Las interpretaciones convencionales

La teoría económica neoclásica niega la crisis por principio, porque supone que no se produce (oferta es igual a demanda) y si no lo es los precios actúan rápidamente para que lo sea. Sólo admite, por la vía de la evidencia (positivismo), las crisis que tienen que ver con factores externos (malas cosechas, catástrofes, guerras, estado, finanzas) al sistema productivo. 

Por su parte, la teoría económica keynesiana plantea que la crisis viene por falta de demanda agregada, no concibe problemas de sobreproducción (solo de subconsumo). Veremos que la sobreproducción es una realidad capitalista. 

Las teorías más novedosas sobre la economía observan que los problemas están en las expectativas y en la voluntad de los actores de la economía.


El capital fijo y su peculiaridad

El capital fijo está formado materialmente por los elementos más duraderos de los medios de producción; tipo maquinaria, instalaciones, edificios. Se trata de una parte del capital constante (no crea valor, solo transfiere el que tiene), cuya rotación es superior a la rotación del producto. 

La peculiaridad de estos elementos es que transfieren su valor al producto de modo gradual a lo largo de su vida útil. Ésta depende de su desgaste físico-funcional o de su desgaste moral u obsolescencia tecnológica (queden anticuados por innovaciones técnicas).

El capital fijo porta una contradicción entre su valor de uso que dura a lo largo de diversos períodos y su valor que se va reduciendo trasladándose al producto, que se resuelve con su reposición tras haber ido guardando en forma dinero (fondo de amortización) el valor consumido.


El ciclo del capital fijo en el capital individual

Esta peculiaridad, o contradicción, es la responsable de imponer un carácter cíclico a la expresión contable de este elemento, que al trasladarse al valor de la producción determina su carácter cíclico.

Un ejemplo, pongamos una máquina o conjunto de máquinas en el caso de un capital individual. Mediante un desembolso inicial de cien unidades monetarias (um) es adquirida. De modo que en este período inicial la cuenta bancaria del capitalista tras registrar 100 pasa a 0. Supongámosla una vida útil de cuatro años. 

En el primer ejercicio, la máquina traslada un cuarto de su valor al producto, que tras venderse permite apartar estos 25 para el fondo de amortización, que también es la cuenta bancaria del capitalista. 

Al siguiente período, la máquina vuelve a transferir 25, y el fondo de amortización tendrá 50 y con él la cuenta. 

En el tercer , nuevamente la maquinaria endosa 25 al producto, sumando 75 el fondo de amortización, que incluye a la cuenta bancaria.

Finalmente, en el ultimo , el cuarto, la máquina queda desechada, ha transferido 25 um que han pasado al fondo de amortización que totalizó 100 um con las que vuelve a comprar otra máquina, quedando la cuenta del capitalista de nuevo a cero. 

Como se ve el bolsillo del capitalista (cuenta bancaria), en lo que tiene que ver con el movimiento de su capital fijo (sin atender a lo que ocurre con el resto de elementos del capital productivo) y sin tener en cuenta el adelanto inicial de 100 um, adquiere los siguientes valores, que se irán repitiendo: 0, 25, 50, 75, 0. Hay dos partes: 0 a 75 es la expansión, y 75 a 0 es la crisis. 

La siguiente tabla ilustra el movimiento de la cuenta bancaria en función del desembolso inicial y el fondo de amortización, ambos del capital fijo.




Otra manera de presentar el mismo resultado es la gráfica. Se observa que partiendo de cero (gasto en máquina) va aumentando (dotación del fondo de amortización) y con la nueva adquisición vuelve a bajar, iniciándose de nuevo el peculiar movimiento.



La reposición del capital fijo a nivel social

En lo que se refiere a la reproducción del capital social, o sea del conjunto de los capitales individuales, la cosa cambia.

Aunque, el movimiento del valor es similar, sin más que sumar los valores individuales para obtener las magnitudes sociales.

Ahora, por el lado del valor de uso, hay una diferencia crucial. En el capital individual suponíamos implícitamente que el capitalista encontraría la maquinaria deseada cuando se dirigiera al mercado. Pero, eso no es así cuando se trata de la reproducción social del capital. Aquí la maquinaria ha de ser producida en la cantidad que se la necesita y no vale suponer que eso ocurre, hay que dedicarle recursos suficientes para que ocurra en el plazo que se requiere.

Para verlo con mayor claridad, supongamos que toda la demanda de maquinaria se produce al unísono. En este caso se nos repetirá el movimiento que veíamos antes. Pero ¿qué ocurre con los productores de maquinaria? Durante un tiempo estarían produciendo, pero ante la falta de demanda (pues las máquinas se reponen cada cuatro años), no venderían (ejercicios 1, 2 y 3). Sólo al final de los cuatro años lograrían vender toda la maquinaria producida que es la que requeriría reponer el conjunto del capital. 

De esta forma, lo que se presenta como un ciclo del valor de la producción se acompaña de sobreproducción en términos físicos (valores de uso) en el sector de los medios de trabajo (los que crean las máquinas). 


Aspectos colaterales

Una serie de fenómenos pueden reducir el impacto del problema que plantea la reposición del capital fijo sobre el valor de la producción.

Entre estos fenomenos unos lo suavizan (no todo el capital fijo se renueva a la vez, hay tipos de capital fijo con vidas útiles diferentes, por ejemplo); otros trasladan la tension, o la reparten, con otras esferas: crédito, estado, comercio exterior, entre otros. Aquí un inciso: un estado capitalista con suficiente control sobre los capitales privados (pienso en China) puede dirigir planificadamente estos aspectos.

Además, hay que tener presente los problemas monetarios que origina el fondo de amortización, el efecto de la obsolescencia acelerada, o el chatarreo (la venta de maquinaria atrasada a capitales marginales), por no hablar de la tendencia a la centralización del capital (monopolios). En cualquier caso, todos estos fenómenos, entre otros, dan cuenta de la complejidad de una investigación concreta, pero no deben nublarnos al punto de olvidar la determinación que impone la reposición del capital fijo al ciclo del capital.


Conclusión

En general, la teoría económica se resiste a reconocer la crisis en la economía y le cuesta explicarla. Por nuestra parte, de manera sucinta hemos expuesto, siguiendo a Marx y a su Crítica de la Economía Política, que la crisis:

  • no es una casualidad sino que obedece a una causalidad;
  • la causa de la crisis no es algo externo al capital sino que tiene que ver con una parte del capital, el capital fijo;
  • este aspecto no tiene que ver con las expectativas, percepciones o voluntades de los capitalistas, sino con la materialidad del proceso de producción;
  • y que, paradójicamente, la crisis capitalista viene acompañada de sobreproducción.

Aún más, los factores que suavizan o trasladan sus efectos, no solo no anulan la contradicción del capital fijo y su efecto sobre el ciclo del capital social, sino que nos alerta sobre la perspectiva general de la crisis.

viernes, 10 de octubre de 2025

España: nación, estado y mercado

Introducción

La celebración, el 12 de octubre, de la Fiesta Nacional me ha llevado a pensar la españolidad. Una identidad cuya controversia histórica aún nos acompaña. A veces, se presenta como una esencia milenaria. Sin embargo, aquí, guiados por la Crítica de la Economía Política, defenderemos que se trata de un producto histórico-social. 

La nación española cuaja cuando el capitalismo crea el mercado nacional (bienes y servicios, tierra, dinero y trabajo). Un proceso mediado por la acción de las clases sociales, con el Estado como tejedor de la circulación global de las mercancías hasta convertirla en una experiencia común, española (símbolos, rituales, lengua, educación, conscripción e impuestos). Tras el “ser español” hay un contenido político con una base económica. El proceso histórico que lo originó se inicia en el siglo XIX.

Te propongo lo siguiente. Primero, vemos cómo nos orientan los científicos sociales. Luego nos centramos en la base económica del proceso. Finalmente, conectamos con la idea de la nación española como identidad contradictoria, que llega hasta nuestros días. 


Marco 

A lo largo de dos milenios, el mismo espacio fue Iberia, Hispania (Bética + Lusitania + Tarraconense), Hesperie, al-Ándalus, los Reyes Católicos “unifican” las coronas de Castilla y Aragón, Sefarad, “las Españas”, y Espagnia/Spain/España, esto último en la diplomacia europea del siglo XVII. Nombres que designaron un territorio y monarquías; pero no la nación española en sentido moderno.

Siguiendo al historiador Hobsbawm, la nación moderna, capitalista, requiere una serie de ingredientes: Estado administrativo con capacidad territorial (ley, hacienda, ejército, escuela); ciudadanía y política de masas; mercado integrado (infraestructura, moneda, crédito); cultura común estandarizada (lengua, currículo, prensa); y símbolos/rituales que naturalizan la pertenencia. 

Por otra parte, Marx nos encamina hacia el rastro de lo económico oculto tras las construcciones políticas e ideológicas. En este caso, la nacionalización (creación de la nación) española tiene como contenido económico el mercado nacional (tierra, dinero, bienes y servicios y trabajo). Detengámonos en esto.


Nacionalización de la mercancía tierra

El Antiguo Régimen anclaba la tierra a vínculos personales que habrán de ir desapareciendo (abolición de señoríos en 1811; desvinculación de mayorazgos en 1836; desamortización eclesiástica de Mendizábal en 1836-37; desamortización civil de Madoz, con venta de propios y comunales, en 1855; la Ley Hipotecaria y del Registro de la Propiedad de 1861) ante el avance del capital que reclama la tierra como una mercancía más, que se privatiza, se inscribe, se vende y se hipoteca, en la misma moneda con seguridad jurídica homogénea. Un proceso no exento de conflictos en el que los beneficiarios son la burguesía y la nobleza compradoras, mientras las clases populares acrecentarían su proletarización y la Iglesia obtiene las dotaciones estatales al clero.


El dinero, forma general del valor nacional

La existencia de monedas provinciales y la dispersión de la emisión suponían trabas a la integración de precios así como a la confianza fiduciaria a escala nacional. En esto los hitos principales son: la creación del mercado de capitales, la Bolsa de Madrid (1831) a la que seguirían Barcelona y Bilbao; el establecimiento de la moneda única, la peseta (1868); el monopolio de la emisión se otorga al Banco de España (1874). No solo se trataba de que circularan las mercancías, también los capitales que financiarían ferrocarriles, teléfonos, minas y fábricas, bajo un lenguaje de precios común, un medio de pago fiable y aceptado, y una información nacional (prensa y publicación de cotizaciones). 


Unidad nacional del mercado de bienes y servicios

La circulación general de las mercancías de manera homogénea, permitiendo experimentar todo el territorio nacional como una unidad económica, exigió derribar las barreras locales. Desde mercantiles con la promulgación del Código de Comercio (1829 y 1885) unificando contratos, facturas, sociedades hasta administrativas (división territorial en provincias de 1833). Pasando por garantizar la seguridad en los caminos (Guardia Civil en 1844), la reforma fiscal de 1845 (Mon-Santillán) que unifica tributos, el despliegue de los transportes como el ferrocarril (1848) y las comunicaciones (teléfono en 1880s), la unificación de tarifas de correos (el primer sello nacional data de 1850), la eliminación de los portazgos y los pontazgos (1868). Se trata de eliminar costes de transacción (aranceles), alinear mercados facilitando la convergencia de precios y la fluidez de la información, creando la imagen de unidad nacional de mercado que da: mismo contrato, misma moneda, misma factura, mismo juez.


La fuerza de trabajo como mercancía nacional 

La transformación de la fuerza de trabajo en una mercancía de ámbito nacional requiere además la abolición de los gremios (1830s), la obligatoriedad del servicio militar que mezcla los reemplazos regionales, facilitar su movilidad tanto interior campo-ciudad (1880–1930) como la exterior masiva hacia América y Europa. Además, la Ley de Asociaciones (1887), el Instituto de Reformas Sociales (1903), el Instituto Nacional de Previsión (1908) y la jornada de Ocho horas (1919) cimentan un lenguaje nacional de derechos y conflictos: huelgas, carestía, convenios, seguros… El obrero local empieza a pensarse en términos “nacionales” de convenio, salario, y derechos; en tanto la prensa multiplica esta conciencia compartida. 

A través, y a la vez, de la constitución de esta unidad de mercado vemos que va emergiendo la nación española, en su materialidad y en su espiritualidad (conciencia nacional), dejando de ser una mera retórica para ir aterrizando en un modo de vivir en esta sociedad, una forma de trabajar, comprar, pagar, estudiar, viajar, opinar y hasta pelear, en común.


Conclusión

La Crítica de la Economía Política nos invita a ver la nación española como una comunidad política (o pueblo soberano con derechos y deberes) resultado de la acción de las clases, en su unidad y lucha, con gran protagonismo del Estado, encargado de organizar, fiscalizar y ritualizar la construcción del mercado nacional.

La nación española se acompaña de la conciencia nacional española, que apela al sentimiento de pertenencia e identidad que tienen los individuos que integran la comunidad, y se sirve de los símbolos (bandera, escudo, himno, la selección o la Fiesta Nacional,…) para vincular lo material y lo emocional; cuando ondea la bandera (Carlos III en 1785) no es sólo estética o territorialidad, es también derechos y obligaciones. 

Como proceso en construcción y en continua disputa, la nación española se reconfigura. El desarrollo del capitalismo español va imponiendo sus particularidades a través de la interacción de las clases sociales: definiendo su marco (Constitución de 1978); integrándose en el mercado europeo con su moneda y políticas; reordenando la tierra a través de la PAC y la transición energética; o redefiniendo el trabajo y la circulación de la información mediante la robotización, la digitalización y la Inteligencia Artificial. Podemos seguir llamándola España: pero, aun con los mismos símbolos, su contenido político, las relaciones sociales y el catálogo de derechos y deberes cambian.

domingo, 5 de octubre de 2025

Leyes feministas, política y economía en España (1976-2025)

 Esta comunicación fue presentada en el pasado IX Congreso de Economía Feminista, celebrado en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) del 2 al 4 de octubre de 2025, cuyo tema articulador giraba en torno a “Las economías feministas ante el capitaloceno: análisis y alternativas”.


El trabajo que sigue parte de una pregunta: por qué se produjo el avance de las leyes feministas en España durante los últimos cincuenta años. Para cuya respuesta me apoyé en la Crítica de la Economía Política, es decir entiendo las leyes como una expresión de la lucha de clases, que a su vez constituye la forma histórica en que se desarrolla la acumulación de capital.

En otro lugar (al principio del blog) todo esto está más literaturizada, deteniéndome en qué leyes son aprobadas por tal o cual parlamento del subperíodo gubernamental, bajo qué presiones sociales y feministas, y en qué contexto económico, sobre todo nacional, pero también comunitario y mundial. Para reducir la exposición, opté por una síntesis más cuantitativa y estadística. 


Método o procedimiento

De modo que los aspectos económicos y políticos, que acompañan la legislación feminista, quedaron condensados en indicadores. Procedí de la siguiente manera para poner de relieve estas relaciones.

- Por un lado, separamos la acumulación capitalista en las etapas de los ciclos económicos contenidos en ella; así nos surgen 6 períodos que serían la crisis industrial (1976-1984), la expansión socio-liberal (1984-1991), la crisis monetaria (1992-1994), la expansión del ladrillo (1995-2007), la gran recesión (2008-2014) y la expansión actual (2015-2025). A modo de autocrítica los nombres de los períodos económicos no están muy elaborados, y no introduje la crisis de la Covid (2020).

- Dentro de cada etapa del ciclo económico distinguimos subperíodos según el partido en el gobierno, en el cuadro adjunto se pueden observar los distintos subperíodos gubernamentales que van caracterizados por el partido o coalición de partidos gobernantes. En la exposición añadí la ideología, pero aquí lo entendí innecesario.

- Por último, indico el número de leyes feministas promulgadas en cada subperíodo; conviene aclarar, ya que fue una de las preguntas que hizo el público, que por leyes feministas me refiero a las que atienden a problemáticas femeninas, plantean derechos de las mujeres y apuntan hacia la igualdad de género. No entré en la discusión de si verdaderamente son feministas las 31 leyes a las que me refiero, que están tomadas de la documentación histórica.


Ciclo económico e ideología gobernante

El cuadro siguiente, que fue bien recibido durante la exposición, expresa la síntesis de la información mencionada.


CUADRO – RESUMEN

Período económico

Ciclo económico

Período de gobierno

Partido gobernante

Leyes Feministas

1976-1984

Crisis industrial

1976-1982

UCD

6

1982-1984

PSOE

2

1985-1991

Expansión socioliberal

1985-1991

PSOE

3

1992-1993

Crisis monetaria

1992-1993

PSOE

0

1994-2007

Expansión del ladrillo

1994-1996

PSOE

0

1996-2004

PP

2

2004-2007

PSOE

4

2008-2014

Gran recesión

2008-2011

PSOE

1

2011-2014

PP

1

2015-2025

Expansión actual

2014-2018

PP

0

2018-2019

PSOE

1

2019-2023

UP-PSOE

9

2023-2025

S-PSOE

2


Destaco dos resultados principales de este cuadro.

La primera es que, en general, los gobiernos de izquierda frente a los de derecha  son los que más leyes feministas impulsan (22 a 9). Sin embargo, esta relación no es inmediata ni mecánica. Por un lado, la izquierda, a veces, no impulsa leyes feministas; por otro lado, en ocasiones, la derecha impulsa este tipo de leyes.

La segunda es el carácter procíclico de la legislación feminista: es decir, cuando hay expansiones se promulgan muchas leyes, mientras que cuando hay crisis se aprueban pocas o ninguna (21 a 10). De nuevo, la relación ha de verse de manera dialéctica advirtiendo la presencia de mediaciones: en determinadas expansiones no se aprueban leyes, y en alguna crisis sí.


Mercado laboral

Una mezcla de los dos aspectos (ideología del partido gobernante y etapa del ciclo económico) permite explicar bastante mejor los vaivenes, la manera en que aparece, del ascenso feminista de la legislación. Pero, aún así no era completo.

Además, seguía pendiente la cuestión de fondo: explicar, más allá de la forma, el contenido del progreso feminista de la legislación; en este caso, su tendencia ascendente. 

La respuesta que encontré está en el mercado laboral donde se refleja el paralelismo entre el empleo femenino y la legislación feminista. La gráfica de abajo muestra la evolución de la población activa y ocupada, en miles, de las mujeres en España durante estos últimos cincuenta años. Ahí se observa el ascenso continuo e ininterrumpido de la incorporación masiva de la mujer española al mercado laboral.




Conclusión y apertura

El avance legislativo del feminismo en España durante el período 1976-2025 responde a la necesidad del capital de ampliar la base sobre la que extrae la plusvalía, la incorporación masiva de la fuerza de trabajo femenina. Ahora bien esta necesidad se realiza a través de la contratación laboral, la negociación colectiva, la sindicación, la movilización social y feminista, la inclusión del feminismo en las agendas y programas partidarios, las elecciones legislativas, el debate parlamentario y el impulso gubernamental, que adopta finalmente la forma de ley feminista, o sea la lucha de clases.

Otra cuestión es explicarse por qué el capital español necesitó durante este período esta incorporación masiva de la mujer al mercado laboral (ampliación numérica de la fuerza de trabajo, características específicas, crear más población obrera sobrante,…). No obstante una de las cuestiones que se planteó es el papel del deseo de las mujeres de trabajar fuera del hogar. Sin negarlo, esto nos abre otra cuestión: de donde surge esa voluntad. De manera breve: la realización de la voluntad de trabajar tiene como presupuesto su capacidad de trabajo, su ser fuerza de trabajo en potencia, o sea ser clase obrera latente, formar parte de la relación de capital y de su movimiento, la acumulación de capital. 

Por último, planteé una cuestión, que invita a continuar la investigación. A la luz de lo dicho, cómo explicarnos el cuestionamiento actual de los derechos feministas: un momento de corrección tras el progreso experimentado; o, por el contrario, asistimos a una nueva etapa caracterizada por un cambio en la necesidad del capital respecto de la fuerza de trabajo femenina primando más el fraccionamiento de la clase obrera a través de exacerbar el enfrentamiento entre su porción masculina y la femenina.

En mi opinión, la historia de las leyes feministas españolas de los últimos cincuenta años nos muestra que su avance traduce necesidades económicas cuya realización concreta es dialéctica, teniendo a la lucha de clases como protagonista. El desafío es imbricarse en la necesaria radical transformación social, que será feminista o no será.

Marx, el capital fijo y la crisis

Introducción Pretendemos exponer que la investigación de Marx sobre la reproducción social del capital, incluso en su forma básica (reproduc...