jueves, 30 de octubre de 2025

La universidad española y la acumulación de capital

A todas las personas universitarias que se esfuerzan 
por saberse portadoras de un mundo mejor



En el artículo anterior, examinábamos las dificultades financieras de la unipu, y apuntábamos que formaba parte de un diagnóstico crítico (matriculas, plantillas, vulnerabilidad informática, etc), carácter estructural inscrito en el actual modelo de universidad. Allí anunciábamos tocar la política, la ideología y la economía que subyacen a este producto histórico que es la universidad española. De eso se trata ahora.


Enfrentamiento universidad-gobierno autonómico

Los traspasos de competencias universitarias (gestión, financiación y mapa universitario) a las autonomías, quedándose el Estado con los títulos y las bases, comenzó a principios de los ochenta con el País Vasco, continuando a medias de los ochenta con Cataluña, Valencia y Andalucía, y culminando a mediados de los noventa (Madrid y el resto).

Aunque las tensiones financieras (también la reposición de personal o la ordenación de titulaciones) en la universidad pública (unipu) han existido siempre, se agudizan en la gran recesión (2008-2014) cuando los recortes (reglas de gasto y planes de estabilización) desde la Unión Europea se trasladan a los gobiernos centrales, y de estos a los autonómicos. 

Este es el origen de la infrafinanciación que se cronifica fruto de la dinámica creciente del gasto (personal, bienes y servicios, inversiones), la competencia de la uniprivada (estancamiento de matrículas) y el descenso en precios y tasas. Este déficit se ha expresado en el crecimiento de las transferencias autonómicas, en sus plazos y en incumplimientos legales que terminaron en sentencias judiciales (las universidades madrileñas con Aguirre). A veces, usado también para presionar a rectorados hacia determinadas politicas autonómicas (potenciación de la privada, recortes en la pública, reordenación de títulos, etc.). 


El debate ideológico sobre la universidad

La disputa política, entre universidad y gobiernos, principalmente pero no exclusivamente autonómico, ha tenido diversos ejes como hemos visto arriba. En lo inmediato aparece el modelo de financiación, pero tras él vemos emergen la elección unipu vs unipri (funcionamiento, necesidades de las élites, burocracia, entre otros), los precios y tasas asequibles, y en definitiva el modelo de universidad que necesita la acumulación de capital española y la europea.

Las posiciones ideológicas que defienden la formación de las élites y de la clase trabajadora de elevados ingresos (directivos, gerentes, altos funcionarios,...), y el impulso de la privada, no solo como ámbito de negocio específico sino como expresión ideológica. También habilita el déficit de la universidad pública de masas, con sus recortes que implican la precariedad y la temporalidad de las plantillas, incluso restringen el gasto en la unipu, que potencia la unipri, frena las mejoras laborales del personal, que intentan reducir la autonomía universitaria y alinear más inmediatamente la marcha de la universidad a las necesidades de los capitales territoriales.

Las decisiones políticas, y la lucha en la que se inscriben, son dirigidas por los planteamientos ideológicos, pero éstos tienen una fundamentación. Piénsese que la defensa de cualquier aspecto, por ejemplo el acceso de los hijos de los obreros a la universidad, puede defenderse desde un marco de clase como desde un marco de integración social. Así como otros aspectos, el crecimiento de la unipri por ejemplo (libertad vs expansión del empleo). Como se puede vislumbrar tras el ascenso de las ideas sobre la universidad vamos descubriendo el modelo de universidad que de una u otra forma la sociedad demanda. Por tanto, para entender las causas hay que alejarse del debate y hemos de observar la evolución histórica de la universidad.


Historia (y actualidad) del modelo de universidad

De una pasada, hay que mirar desde la universidad de élites del franquismo, régimen en el que también asoma la universidad de masas que luego se expandiría durante la transición democrática, hasta el más reciente modelo diferenciado (público-privado, rentas altas-medias, territorios, titulaciones, etc.). El gráfico de las matriculaciones universitarias es revelador.



Veamos la evolución un poco más despacio a través de las distintas reformas legales.

La universidad franquista se estructuró bajo la Ley de Ordenación de la Universidad Española (LOUE, 1943). Fue un modelo centralizado (la territorialidad era administrativa), jerárquico (vigilancia estatal, poder de los catedráticos) y políticamente tutelado (Falange, sindicato e ideología franquistas), con presencia religiosa, con pocos alumnos, destinada a formar a las élites gobernantes (privadas y publicas), donde se ahogaban el pluralismo académico y la necesaria discusión científica.

Posteriormente, en los años 50 y en mayor medida los 60, en correspondencia con el desarrollismo económico, y los requerimientos de la liberalización, la industrialización y el aperturismo exterior se expande la educación superior que inicia la universidad de masas. El franquismo no será capaz de dotar de una ley a este modelo emergente, que se promulgará ya en la etapa democrática con la Ley de Reforma Universitaria de 1983. En ella se reconoce y desarrolla la autonomía universitaria, se reforma la gobernanza de la universidad haciéndose más participativa y democrática, además de iniciarse las competencias autonómicas sobre las universidades. 

Tras la consolidación de la universidad de masas (años 80 y 90), el modelo va cambiando para adecuarse a nuevas necesidades de la acumulación española de capital (acentuación de la territorialidad, nuevas profesiones y titulaciones, la incorporación masiva de la mujer a las universidades, y posteriormente, con la entrada en la Unión Europea). Así, se apunta al modelo de la universidad diferenciada actual. Este paso será sancionado, primero, por la llegada de la LOU en 2001, muy cuestionada por la comunidad universitaria y, posteriormente, por la LOMLOU (2007), que acelera la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, resultado del proceso europeo iniciado por la Declaración de Bolonia (1999). Se fijan la ordenación de las enseñanzas oficiales y la estructura Grado-Máster-Doctorado, la desaparición de la dualidad licenciatura/diplomatura (e ingenierías superiores y técnicas), los títulos de grado con troncalidad y optatividad moduladas (RD 1393/2007), la modernización de los doctorados (RD 99/2011) y, luego, se actualiza y ordena la oferta (RD 822/2021). 

Un componente importante del nuevo Sistema Universitario Español (SUE) será la unipri. Ésta presente desde antiguo (Deusto, Navarra, CEU), crecerá aceleradamente desde principios de los noventa (35 públicas por 5 privadas), especialmente a primeros de siglo (48 frente a 18) hasta las 48 por 39, respectivamente, de 2023. Espoleada por los gobiernos, principalmente los autonómicos, acentuarán el modelo dual de universidad: la unipri (élites y clase trabajadora adinerada) frente a la unipu, donde se junta la mayor parte de universitarios, condicionado por becas y precios. 

Últimamente, la Ley Orgánica del Sistema Universitario (2023) reformó el marco corrigiendo algunos de los efectos perversos de los recortes: empleo y carrera limitando la temporalidad, la gobernanza (transferencia de conocimientos a la sociedad, ciencia abierta, internacionalización, participación estudiantil, políticas de igualdad e inclusión) y la coordinación Estado-CCAA (clarifica funciones y favorece cooperación). Asi, la contracara de este realineamiento entre conocimiento y competitividad, es una unipu más deficitaria, más dependiente de los gobiernos autónomos, y un deterioro de las inversiones y medios.







El cuadro anterior trata de expresar que el sistema universitrio es el resultado de las decisiones y luchas políticas, regidas por las discusiones ideológicas y mediadas por los etapas y ciclos económicos (fiscalidad, demografía, mercado laboral), en cuanto formas que adoptan los requerimientos de la acumulación de capital. Cuestión ésta última en la que creo es importante insistir. 

La universidad y la acumulación de capital

El SUE, como tantas otras instituciones, tiene un papel en la acumulación de capital. Eso la determina, bajo la forma de luchas y acuerdos (política) que puedan llevarse a cabo entre las clases sociales a través de las organizaciones, instituciones y gobiernos, que intervienen en la universidad.

El desarrollo capitalista actual, la nueva división internacional del trabajo y los requerimientos técnicos que la impulsan (automatización, digitalización, computerización, IA), generan la necesidad de una fuerza de trabajo capaz de investigar, diseñar, aplicar y gestionar las fuerzas productivas, la organización del capital tanto privado como público de cada ámbito sectorial y territorial. También requiere la mano de obra que forme (en su diversidad de títulos, y de asignaturas, parcelando el conocimiento), dotando de los adecuados atributos técnicos, emocionales y morales, a esa cualificada fuerza de trabajo. Ese es el papel de la universidad en cada etapa de la acumulación de capital, particularmente de la actual.

La aceleración de los cambios técnicos y la complejidad social que conllevan, hace aún más necesaria esa cualificada y renovada formación. Eso es uno de los aspectos que explican la cantidad de leyes universitarias, sobre todo recientes. Además, hay que producir esta fuerza universitaria de trabajo en cuantía abundante, pues como miembros de la clase obrera están sujetos a la ley de la acumulación (ejército universitario de reserva). Y como porción de la clase obrera, los universitarios son portadores de las potencias capaces de poner en marcha, junto al resto de la clase obrera, la transformación social; ahora, además, con un conocimiento científico, al que solo resta reconocerse como la relación social superadora del capitalismo.

sábado, 25 de octubre de 2025

La crisis de la universidad pública

 Introducción

Las movilizaciones universitarias anunciadas para noviembre vuelven a ponernos de frente al servicio universitario que, como no podía ser menos, igual que el resto de servicios públicos, está en crisis; lleva años en crisis; la crisis empieza a ser su forma de existencia.

Conviene detenernos en qué significa hoy la crisis en la universidad pública (unipu), por qué se origina y cómo hemos llegado hasta aquí. Posteriormente, la contextualizaremos en la evolución histórica de la universidad en España descubriendo, con las lentes de la Crítica de la Economía Política, la materialidad que subyace a los cambios políticos, ideológicos y económicos.


La crisis y sus manifestaciones

El motivo inmediato de las movilizaciones es que la complutense ha solicitado un crédito al gobierno madrileño para afrontar las nóminas de diciembre.

Efectivamente, la falta de financiación es la expresión más nítida de la crisis de la unipu. Las dificultades de tesorería, la dependencia de créditos extraordinarios y los recortes condicionados acompañan esta insuficiencia financiera. Pero, no solo las universidades madrileñas, las andaluzas (préstamo a la UMA y denuncia de déficit estructural), las valencianas incluso las catalanas, han lanzado avisos de insostenibilidad ante años de infrafinanciación. Un ex-rector lo resumía así: “la situación en Madrid es catastrófica, en Cataluña es crítica, en Andalucía va camino de serlo”. El resto les mira el trasero.

Otro elemento crítico lo encontramos en la situación del personal, que tras años de congelación y precariedad empezó a ver mejoras laborales hace unos años. Más adelante nos detenemos.

Además, la situación en la unipu se ha agravado con la debilidad informática que se ha puesto de manifiesto ante diversos ciberataques (ransomware) y campañas de phising en muchas universidades (UAB, UCLM, Unizar, US).

Un aspecto más ha sido el cuestionamiento de la reputación en casos como el de la URJC, con efectos económicos (matrículas), ante el caso del máster de Cifuentes.

Las facilidades otorgadas a las universidades privadas (unipris) como decisiones de autorización de títulos (Andalucía) u otras, dando lugar a competencia asimétrica.

Un último aspecto de esta crisis, sin pretender agotar los síntomas, es el estancamiento del alumnado (ver gráfico) con reducción en algunos segmentos (máster, grados de alta demanda) y particularmente en algunos territorios (Madrid, Cataluña, Valencia, incipiente en Andalucía). Adquiriendo más dramatismo en un contexto de creciente demanda univesitaria. Por contra, la unipri, con precios cinco veces superiores, ha logrado acaparar más del 25 por ciento del alumnado (2024).




Preguntas guía y ruta

Tras esta somera presentación de la crisis de la universidad pública, se nos abren una serie de preguntas.

La primera es indagar el déficit presupuestario mirando ingresos y gastos. Enseguida, como ya hemos señalado, se nos plantea la cuestión del enfrentamiento político, principalmente, entre los titulares de las competencias (gobiernos autónomos) y las universidades. Esto nos adentra en el debate ideológico y la discusión unipu vs unipri o sobre el modelo de universidad. Por último, desembocaremos en el papel de la universidad en la sociedad capitalista y, más concretamente, en la acumulación española de capital y sus requerimientos respecto de esta particular porción de la clase obrera.

En lo que sigue, abordamos la primera cuestión, dejando las restantes para la próxima entrega.


La lucha de clases en la unipu

Antes de entrar en la evolución presupuestaria, nos detenemos en el conflicto laboral de la universidad. Durante mucho tiempo la universidad fue una fuente de la temporalidad, la precariedad laborales, emergiendo figuras como el profesorado low-cost, autónomo universitario o el becariado a título gratuito. Por otra parte, contrastando con los privilegios de catedráticos.

Los años de la gran recesión y el recorte presupuestario impuesto por la UE (2008-2014) asentó aún más la indignidad laboral que suponían, entre otras, aquellas prácticas. Esta situación empieza a cambiar, sobre todo a partir de 2018: movilizaciones del personal universitario y los litigios (asociados, interinos) dan paso a los acuerdos sindicales que mejoran salarios (incluyendo inflación) y reposición del personal, a las reformas legales que reducen temporalidad y encarecen carreras profesionales (Ley 20/2021, LOSU 2/2023, Estatuto del personal predoctoral de 2018 y modificación en 2024), y a diversas sentencias favorables al personal docente e investigador.


La insolvencia de la unipu

La dinámica del gasto, con un incremento del 24 por ciento desde 2012 alcanzó los 11.340 millones de euros, ha estado presidida por la elevación del gasto de personal, la restricción inversora y la inflación.

El gasto de personal ha crecido pasando de representar el 61 al 65 por ciento. Los bienes y servicios, tras un esfuerzo de contención, se han visto espoleados por la inflación (reducción desde el 14 al 13 por ciento); mientras las inversiones en modernización y digitalización, cada vez más necesarias, tras un periodo de fuerte restricción se han recuperado (reducción del 18 al 16 por ciento del presupuesto).

Por su parte, la evolución de los ingresos universitarios nos muestra: aumento de las transferencias corrientes, la principal fuente, pasando de un 60 a un 65%; una reducción de las tasas y precios públicos, que disminuye su peso desde el 21 al 16 por ciento, por estancamiento del alumnado y bajada de la matrícula (sic); las transferencias de capital suben acompañando a las inversiones.

Como se ve una situación, ingresos contenidos y gasto creciente, exige reformas estructurales a la propia universidad así como nuevas fórmulas de financiación, pero entre tanto aboca al déficit crónico de la unipu, que ha de ser cubierto principalmente por la autonomía. Con ello se abre la puerta a la particular relación unipu-gobierno autonómico, que habremos de tratar más adelante. Ni que decir tiene que la mejora laboral, la dotación de recursos adecuados, empezando por la seguridad informática, tienen que ver mucho con la suficiencia financiera.




La crisis como forma de existencia

La situación actual de la UCM, la más dramática, nos alerta de la insolvencia a la que se aboca a la unipu, pues es lo que le espera al resto. A medida que se vaya imponiendo el nuevo modelo universitario español en el que una de las claves es la extensión de la unipri, el papel de la unipu como generador masivo y socialmente barato de fuerza de trabajo universitaria para el capital europeo, se nos irá revelando con claridad meridiana. También, y por ello mismo, su carácter deficitario, y la tensión permanente con el gobierno de quien depende, el autonómico. De hecho uno de los aspectos en cuestión es la autonomía universitaria.


Un diagnóstico materialista (apuntes para próxima entrega)

Desde la Crítica de la Economía Política, la crisis no es un accidente: expresa la forma en que hoy la acumulación española de capital realiza el mandato de producir una abundante fuerza cualificada de trabajo (atributos técnicos, mentales, morales/valores) bajo la restricción fiscal, en el marco del mosaico autonomico que configura territorialmente al capital español: se demanda excelencia, digitalización, internacionalización, a la vez que se limita el proporcional esfuerzo presupuestario. Cuestiones que detallaremos en la segunda parte.







viernes, 17 de octubre de 2025

La naturaleza social de la URSS: revolución o fetiche

Introducción

El aniversario de la gran revolución rusa, el 25 de octubre (7 de noviembre en el calendario actual) de 1917, nos da un pretexto para pensar el régimen soviético.

Más allá de un asunto espinoso para los que se reclaman de la superación del capitalismo (socialistas, comunistas, marxistas, entre otros), e incluso para la izquierda estatalista, nos parece de cierta actualidad. No sólo la nueva potencia mundial, China, sino otros países como Vietnam, Laos, Cuba o Corea del Norte tienen regímenes similares.

Dicho esto, la pregunta es si la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS, 1922-1991) fue la realización del socialismo, y si no lo fue qué modo de producción era el dominante, o qué relación social general regía aquella sociedad.


Interpretaciones sobre la naturaleza social de la URSS

Una puede tener la tentación de guiarse por lo que los soviéticos escribían. Por ejemplo, echar mano del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS que afirma que se estaba superando la primera fase del comunismo, el socialismo. O mejor aún, ver lo que decían sus constituciones: la de 1936 destacaba que la sociedad soviética había alcanzado el socialismo, y la de 1977 sostuvo que la URSS había construido el socialismo de todo el pueblo.

En esto coincidían con la ciencia oficial de los países capitalistas con la diferencia que éstos destacaban la dictadura, el totalitarismo, etc.

La posición del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética, partido único) también era compartida por los regímenes y las corrientes prosoviéticos (Ibarruri, Líster). Sin embargo, otras corrientes del marxismo discrepaban. Sin ánimo de ser exhaustivos veamos algunas.

La socialdemocracia clásica (Bernstein, Kautsky) negará el carácter socialista por la falta de elementos democráticos y el recurso a la violencia estatal. Los modernos hacen un uso “estético” del socialismo.

Los consejistas (Pannekoek, Maurin, Nin) serían de los primeros en criticar la forma partido-Estado y el trabajo asalariado planteando que se trataba de un capitalismo de Estado. Por su parte, lo trotskistas hablan de un socialismo degenerado donde la burocracia habría traicionado a la clase obrera, con fuerte crítica al estalinismo.

Maoistas y prochinos sostendrán que, tras el XX Congreso (1956), la URSS dejó de ser socialista para convertirse en social-imperialista.

Los eurocomunistas (Carrillo, 1977), críticos con el régimen soviético (Praga-1968, falta de libertades), lo califican de “intermedio”, ni capitalismo ni socialismo.

Muy similar, pero trece años antes, la posición de Claudín y Semprún (1964). También Sacristán (1968), del que se conmemora el centenario, niega el carácter socialista, además de criticar al estalinismo.

Otros teóricos coinciden en “ni socialismo ni capitalismo” sino régimen colectivista burocrático, donde la burocracia sería la nueva “clase” social enfrentada a la clase obrera por la gestión productiva.

Pero, dejemos las interpretaciones y pasemos a los hechos históricos.


En qué condiciones se formó la URSS

La previsible derrota rusa frente a la Alemania creó las condiciones para la revolución rusa que de la mano de Lenin y del partido bolchevique (escisión del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia), bajo la consigna “Paz, pan y tierra”, dando paso a la URSS.

La reacción internacional y el fracaso de la revolución mundial situarían a la nueva nación, en situaciones (internas y externas) complicadas: la guerra civil (1918-1922), guerra contra Polonia (1919-1921), campañas del Cáucaso (1918-1921), enfrentamiento con China (1929), el enfrentamiento con los kulaks por la colectivización (1929-1933), la guerra con Finlandia (1939-1940), los choques con Japón (1938 y 1945), la II Guerra Mundial (1939-1945), las deportaciones del colaboracionismo nazi, la Guerra Fría entre 1946 y 1979 (Berlin, Corea, Suez, Cuba, Oriente Medio, China, Afganistán), intervenciones en Hungría (1956) y Checoslovaquia (Primavera de Praga-1968), la guerra de Afganistán (1979-1989), diversos levantamientos secesionistas en la segunda parte de los ochenta y primeros noventa.

Como se ve pocos fueron los períodos de paz del régimen soviético. A pesar de ello, la URSS hizo logros importantes: avance en derechos laborales (jornada de ocho horas, vacaciones pagadas, abolición del desempleo, el moderno sindicato de servicios desde 1930s, entre otros); feminismo (voto, divorcio, aborto, trabajo fabril e incluso pilotaron aviones frente a los nazis), cívicos (alfabetización masiva en 1930s, educación-sanidad-vivienda-transporte gratuitos) y nacionalistas (teórico derecho a la secesión, autonomías); derrotó a los nazis en la IIGM (recomendamos el podscat La operación Urano); disputó más que honorablemente la carrera aeroespacial, la nuclear, y aspectos del progreso tecnológico y científico (matemáticas, astrofísica, química, biología), entre muchas otras cuestiones (cultura, deporte, ajedrez). Algunas de ellas fueron palancas fundamentales para su implantación en las sociedades capitalistas occidentales.

Cierto que, a veces, a un precio muy elevado: cada guerra fue seguida de hambre y muerte (la IIGM se llevó más de 20 millones de soviéticos), “errores” en las políticas que condujeron a hambrunas, la resistencia campesina a la colectivización forzosa (1929-1933), las purgas estalinistas (1936-1938) con mayoría de camaradas (Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Rubin, Preobrazhenski, posteriormente Trotsky), la fuerte represión y persecución hacia los opositores (Sakharov, Solzhenitsyn), ausencia de “libertades” (prensa, expresión, movilidad), entre otras.

Pero, de vuelta: qué modo de producción sustentó a esta sociedad soviética.


Qué fue la URSS

Un régimen que expropió rápidamente a capitalistas y terratenientes (1917), eliminándolos y con ellos la competencia entre capitales. La propiedad de los principales medios de producción (industria, transporte, banca) se estatalizó aunque parte de la tierra se repartió entre campesinos (en los años 30 serán obligados a formar explotaciones estatales o cooperativas). La producción y la circulación de bienes y servicios se planifica (el primer plan quinquenal 1928-1932). Hasta aquí los principales elementos que nos hablarían de la superación del capitalismo y de la instauración de un nuevo modo de producción, el socialismo.

Frente a esto los elementos capitalistas: los productos del trabajo, bienes y servicios, que son medios de vida (los medios de producción los asigna el estado), siguen adoptando la forma mercancía y adquiriéndose en el mercado (regulado) a cambio de un precio; la fuerza de trabajo es una mercancía a la que se le paga un salario, por tanto, la clase obrera (asalariados) sigue existiendo. Lo cual nos lleva a plantearnos la existencia de la explotación de la fuerza de trabajo, y de la relación capitalista. También existe el dinero (el rublo no es simple unidad de cuenta, es medio de compra); a partir de 1960, se crea el crédito oficial y se establece el precio del dinero (tipo de interés).

En mi opinión, el estado sería, como propietario de los medios de producción, el gran capitalista. Gestionaría la producción a través de la oficina del plan (Gosplan), de igual manera que una empresa planifica su actividad. Las empresas serian órganos estatales, aún así compiten por la fuerza de trabajo, por la inversión y por el crédito, persiguiendo mayor autonomía.

Los mercados negros o paralelos, colas, cuellos de botella, corrupción, serían formas que acompañan al capitalismo de estado. En el que, a su vez, coexiste la tendencia a desarrollar los elementos capitalistas como muestran las diversas reformas que se emprendidas para asimilar el funcionamiento al de un mercado capitalista competitivo (NEP de Lenin en 1921-1928, los sovnarkhozy de Jrushchov en 1957, el beneficio planificado de Liberman de 1965, aperturismo al exterior de Brezhnev en 1973-1974, principio de autofinanciación impulsado por Kosygin 1973-1975, Perestroika de Gorbachov en 1985-1990).


Conclusión

La URSS fue la primera vez en la historia que el proletariado nacional, mediante la revolución soviética, eliminaba a capitalistas y terratenientes.

Pero, las relaciones sociales capitalistas (mercancías, dinero y trabajo asalariado) se mantuvieron.

Por lo que el estado soviético, que centralizó los medios de producción, seguía siendo el representante político del capital en su conjunto, un estado capitalista.

Aunque el estado estaba en manos de la clase obrera -no había otra-, solo una fracción de ésta, la ocupada estatalmente en puestos directivos (burocracia), se encargaba de la planificación y gestión de la sociedad.

Añadimos que la inserción en el mercado mundial, donde el estado soviético compite cual capital privado, muestra a la URSS como una forma específica del capitalismo.

Y esto nos enfrenta a la organización social del trabajo privado como un atributo enajenado en el capital, en la que el fetichismo de la mercancía es permanentemente negado como necesidad ideológica.

En cualquier caso, algunas preguntas nos asaltan: qué sentido histórico tuvo la revolución rusa en el contexto del desarrollo del capitalismo mundial; por qué el capitalismo estatal ruso hubo de revestirse del socialismo y recurrir al marxismo (materialista histórico y materialismo dialéctico); qué obstáculo encontró aquella generación de intrépidos y capacitados revolucionarios para superar el capitalismo ruso; si aquello fue capitalismo por qué la clase capitalista no le dió un momento de sosiego; por qué las fuerzas productivas de la sociedad rusa, que permitieron la victoria sobre el nazismo (ver el podcast La operación Urano), en vez de dar paso al socialismo evolucionaron hasta tomar forma en el actual capitalismo competitivo, previa desintegración del bloque de la Europa del Este (deshaciendo el imperialismo soviético). En fin.

Cien años después, algunas de las cuestiones planteadas, nos siguen interpelando. Ni la propiedad estatal ni la planificación son suficientes para hablar de socialismo. China, donde además se acompaña de capital privado y competencia, nos lo confirma. Sin embargo, hasta donde sé, a menos que el desarrollo tecnológico (automatización, IA) nos abra otras vías o formas de organización, ambas seguirán siendo necesarios para lograr la unidad directa entre la producción y el consumo sin más mediación que los seres humanos guiados por el conocimiento científico.


miércoles, 15 de octubre de 2025

Marx, el capital fijo y la crisis

Introducción

Pretendemos exponer que la investigación de Marx sobre la reproducción social del capital, incluso en su forma básica (reproducción simple que no contempla la acumulación) constituye un buen punto de partida para examinar la crisis capitalista. Este desarrollo que realiza en el libro segundo de El Capital (cuyo subtítulo es Crítica de la Economía Política), concretamente en la sesión tercera, además da cuenta del movimiento cíclico del capital, superando con creces los planteamientos convencionales de la teoría económica.


Los ciclos y las crisis

La evidencia estadística muestra que la economía capitalista afronta tres tipos de crisis periódicas a lo largo de la historia económica capitalista: los ciclos cortos o de inventario (3-4 años), los ciclos medios o industriales (8-12 años) y los ciclos largos o de Kondratieff (30-50 años).

Cada uno suele relacionarse, aunque no se explica, con el ciclo de algún elemento del capital productivo: los primeros con las existencias (mercancías producidas), el segundo con la maquinaria y el tercero con los edificios e instalaciones.

Dentro de cada ciclo se observan básicamente dos etapas: la expansión (el valor sube) y la crisis (el valor baja). La tendencia del capital a expandirse (valorización, acumulación) está en su naturaleza y en eso están de acuerdo todos. Lo difícil es explicar la crisis.


Las interpretaciones convencionales

La teoría económica neoclásica niega la crisis por principio, porque supone que no se produce (oferta es igual a demanda) y si no lo es los precios actúan rápidamente para que lo sea. Sólo admite, por la vía de la evidencia (positivismo), las crisis que tienen que ver con factores externos (malas cosechas, catástrofes, guerras, estado, finanzas) al sistema productivo. 

Por su parte, la teoría económica keynesiana plantea que la crisis viene por falta de demanda agregada, no concibe problemas de sobreproducción (solo de subconsumo). Veremos que la sobreproducción es una realidad capitalista. 

Las teorías más novedosas sobre la economía observan que los problemas están en las expectativas y en la voluntad de los actores de la economía.


El capital fijo y su peculiaridad

El capital fijo está formado materialmente por los elementos más duraderos de los medios de producción; tipo maquinaria, instalaciones, edificios. Se trata de una parte del capital constante (no crea valor, solo transfiere el que tiene), cuya rotación es superior a la rotación del producto. 

La peculiaridad de estos elementos es que transfieren su valor al producto de modo gradual a lo largo de su vida útil. Ésta depende de su desgaste físico-funcional o de su desgaste moral u obsolescencia tecnológica (queden anticuados por innovaciones técnicas).

El capital fijo porta una contradicción entre su valor de uso que dura a lo largo de diversos períodos y su valor que se va reduciendo trasladándose al producto, que se resuelve con su reposición tras haber ido guardando en forma dinero (fondo de amortización) el valor consumido.


El ciclo del capital fijo en el capital individual

Esta peculiaridad, o contradicción, es la responsable de imponer un carácter cíclico a la expresión contable de este elemento, que al trasladarse al valor de la producción determina su carácter cíclico.

Un ejemplo, pongamos una máquina o conjunto de máquinas en el caso de un capital individual. Mediante un desembolso inicial de cien unidades monetarias (um) es adquirida. De modo que en este período inicial la cuenta bancaria del capitalista tras registrar 100 pasa a 0. Supongámosla una vida útil de cuatro años. 

En el primer ejercicio, la máquina traslada un cuarto de su valor al producto, que tras venderse permite apartar estos 25 para el fondo de amortización, que también es la cuenta bancaria del capitalista. 

Al siguiente período, la máquina vuelve a transferir 25, y el fondo de amortización tendrá 50 y con él la cuenta. 

En el tercer , nuevamente la maquinaria endosa 25 al producto, sumando 75 el fondo de amortización, que incluye a la cuenta bancaria.

Finalmente, en el ultimo , el cuarto, la máquina queda desechada, ha transferido 25 um que han pasado al fondo de amortización que totalizó 100 um con las que vuelve a comprar otra máquina, quedando la cuenta del capitalista de nuevo a cero. 

Como se ve el bolsillo del capitalista (cuenta bancaria), en lo que tiene que ver con el movimiento de su capital fijo (sin atender a lo que ocurre con el resto de elementos del capital productivo) y sin tener en cuenta el adelanto inicial de 100 um, adquiere los siguientes valores, que se irán repitiendo: 0, 25, 50, 75, 0. Hay dos partes: 0 a 75 es la expansión, y 75 a 0 es la crisis. 

La siguiente tabla ilustra el movimiento de la cuenta bancaria en función del desembolso inicial y el fondo de amortización, ambos del capital fijo.




Otra manera de presentar el mismo resultado es la gráfica. Se observa que partiendo de cero (gasto en máquina) va aumentando (dotación del fondo de amortización) y con la nueva adquisición vuelve a bajar, iniciándose de nuevo el peculiar movimiento.



La reposición del capital fijo a nivel social

En lo que se refiere a la reproducción del capital social, o sea del conjunto de los capitales individuales, la cosa cambia.

Aunque, el movimiento del valor es similar, sin más que sumar los valores individuales para obtener las magnitudes sociales.

Ahora, por el lado del valor de uso, hay una diferencia crucial. En el capital individual suponíamos implícitamente que el capitalista encontraría la maquinaria deseada cuando se dirigiera al mercado. Pero, eso no es así cuando se trata de la reproducción social del capital. Aquí la maquinaria ha de ser producida en la cantidad que se la necesita y no vale suponer que eso ocurre, hay que dedicarle recursos suficientes para que ocurra en el plazo que se requiere.

Para verlo con mayor claridad, supongamos que toda la demanda de maquinaria se produce al unísono. En este caso se nos repetirá el movimiento que veíamos antes. Pero ¿qué ocurre con los productores de maquinaria? Durante un tiempo estarían produciendo, pero ante la falta de demanda (pues las máquinas se reponen cada cuatro años), no venderían (ejercicios 1, 2 y 3). Sólo al final de los cuatro años lograrían vender toda la maquinaria producida que es la que requeriría reponer el conjunto del capital. 

De esta forma, lo que se presenta como un ciclo del valor de la producción se acompaña de sobreproducción en términos físicos (valores de uso) en el sector de los medios de trabajo (los que crean las máquinas). 


Aspectos colaterales

Una serie de fenómenos pueden reducir el impacto del problema que plantea la reposición del capital fijo sobre el valor de la producción.

Entre estos fenomenos unos lo suavizan (no todo el capital fijo se renueva a la vez, hay tipos de capital fijo con vidas útiles diferentes, por ejemplo); otros trasladan la tension, o la reparten, con otras esferas: crédito, estado, comercio exterior, entre otros. Aquí un inciso: un estado capitalista con suficiente control sobre los capitales privados (pienso en China) puede dirigir planificadamente estos aspectos.

Además, hay que tener presente los problemas monetarios que origina el fondo de amortización, el efecto de la obsolescencia acelerada, o el chatarreo (la venta de maquinaria atrasada a capitales marginales), por no hablar de la tendencia a la centralización del capital (monopolios). En cualquier caso, todos estos fenómenos, entre otros, dan cuenta de la complejidad de una investigación concreta, pero no deben nublarnos al punto de olvidar la determinación que impone la reposición del capital fijo al ciclo del capital.


Conclusión

En general, la teoría económica se resiste a reconocer la crisis en la economía y le cuesta explicarla. Por nuestra parte, de manera sucinta hemos expuesto, siguiendo a Marx y a su Crítica de la Economía Política, que la crisis:

  • no es una casualidad sino que obedece a una causalidad;
  • la causa de la crisis no es algo externo al capital sino que tiene que ver con una parte del capital, el capital fijo;
  • este aspecto no tiene que ver con las expectativas, percepciones o voluntades de los capitalistas, sino con la materialidad del proceso de producción;
  • y que, paradójicamente, la crisis capitalista viene acompañada de sobreproducción.

Aún más, los factores que suavizan o trasladan sus efectos, no solo no anulan la contradicción del capital fijo y su efecto sobre el ciclo del capital social, sino que nos alerta sobre la perspectiva general de la crisis.

viernes, 10 de octubre de 2025

España: nación, estado y mercado

Introducción

La celebración, el 12 de octubre, de la Fiesta Nacional me ha llevado a pensar la españolidad. Una identidad cuya controversia histórica aún nos acompaña. A veces, se presenta como una esencia milenaria. Sin embargo, aquí, guiados por la Crítica de la Economía Política, defenderemos que se trata de un producto histórico-social. 

La nación española cuaja cuando el capitalismo crea el mercado nacional (bienes y servicios, tierra, dinero y trabajo). Un proceso mediado por la acción de las clases sociales, con el Estado como tejedor de la circulación global de las mercancías hasta convertirla en una experiencia común, española (símbolos, rituales, lengua, educación, conscripción e impuestos). Tras el “ser español” hay un contenido político con una base económica. El proceso histórico que lo originó se inicia en el siglo XIX.

Te propongo lo siguiente. Primero, vemos cómo nos orientan los científicos sociales. Luego nos centramos en la base económica del proceso. Finalmente, conectamos con la idea de la nación española como identidad contradictoria, que llega hasta nuestros días. 


Marco 

A lo largo de dos milenios, el mismo espacio fue Iberia, Hispania (Bética + Lusitania + Tarraconense), Hesperie, al-Ándalus, los Reyes Católicos “unifican” las coronas de Castilla y Aragón, Sefarad, “las Españas”, y Espagnia/Spain/España, esto último en la diplomacia europea del siglo XVII. Nombres que designaron un territorio y monarquías; pero no la nación española en sentido moderno.

Siguiendo al historiador Hobsbawm, la nación moderna, capitalista, requiere una serie de ingredientes: Estado administrativo con capacidad territorial (ley, hacienda, ejército, escuela); ciudadanía y política de masas; mercado integrado (infraestructura, moneda, crédito); cultura común estandarizada (lengua, currículo, prensa); y símbolos/rituales que naturalizan la pertenencia. 

Por otra parte, Marx nos encamina hacia el rastro de lo económico oculto tras las construcciones políticas e ideológicas. En este caso, la nacionalización (creación de la nación) española tiene como contenido económico el mercado nacional (tierra, dinero, bienes y servicios y trabajo). Detengámonos en esto.


Nacionalización de la mercancía tierra

El Antiguo Régimen anclaba la tierra a vínculos personales que habrán de ir desapareciendo (abolición de señoríos en 1811; desvinculación de mayorazgos en 1836; desamortización eclesiástica de Mendizábal en 1836-37; desamortización civil de Madoz, con venta de propios y comunales, en 1855; la Ley Hipotecaria y del Registro de la Propiedad de 1861) ante el avance del capital que reclama la tierra como una mercancía más, que se privatiza, se inscribe, se vende y se hipoteca, en la misma moneda con seguridad jurídica homogénea. Un proceso no exento de conflictos en el que los beneficiarios son la burguesía y la nobleza compradoras, mientras las clases populares acrecentarían su proletarización y la Iglesia obtiene las dotaciones estatales al clero.


El dinero, forma general del valor nacional

La existencia de monedas provinciales y la dispersión de la emisión suponían trabas a la integración de precios así como a la confianza fiduciaria a escala nacional. En esto los hitos principales son: la creación del mercado de capitales, la Bolsa de Madrid (1831) a la que seguirían Barcelona y Bilbao; el establecimiento de la moneda única, la peseta (1868); el monopolio de la emisión se otorga al Banco de España (1874). No solo se trataba de que circularan las mercancías, también los capitales que financiarían ferrocarriles, teléfonos, minas y fábricas, bajo un lenguaje de precios común, un medio de pago fiable y aceptado, y una información nacional (prensa y publicación de cotizaciones). 


Unidad nacional del mercado de bienes y servicios

La circulación general de las mercancías de manera homogénea, permitiendo experimentar todo el territorio nacional como una unidad económica, exigió derribar las barreras locales. Desde mercantiles con la promulgación del Código de Comercio (1829 y 1885) unificando contratos, facturas, sociedades hasta administrativas (división territorial en provincias de 1833). Pasando por garantizar la seguridad en los caminos (Guardia Civil en 1844), la reforma fiscal de 1845 (Mon-Santillán) que unifica tributos, el despliegue de los transportes como el ferrocarril (1848) y las comunicaciones (teléfono en 1880s), la unificación de tarifas de correos (el primer sello nacional data de 1850), la eliminación de los portazgos y los pontazgos (1868). Se trata de eliminar costes de transacción (aranceles), alinear mercados facilitando la convergencia de precios y la fluidez de la información, creando la imagen de unidad nacional de mercado que da: mismo contrato, misma moneda, misma factura, mismo juez.


La fuerza de trabajo como mercancía nacional 

La transformación de la fuerza de trabajo en una mercancía de ámbito nacional requiere además la abolición de los gremios (1830s), la obligatoriedad del servicio militar que mezcla los reemplazos regionales, facilitar su movilidad tanto interior campo-ciudad (1880–1930) como la exterior masiva hacia América y Europa. Además, la Ley de Asociaciones (1887), el Instituto de Reformas Sociales (1903), el Instituto Nacional de Previsión (1908) y la jornada de Ocho horas (1919) cimentan un lenguaje nacional de derechos y conflictos: huelgas, carestía, convenios, seguros… El obrero local empieza a pensarse en términos “nacionales” de convenio, salario, y derechos; en tanto la prensa multiplica esta conciencia compartida. 

A través, y a la vez, de la constitución de esta unidad de mercado vemos que va emergiendo la nación española, en su materialidad y en su espiritualidad (conciencia nacional), dejando de ser una mera retórica para ir aterrizando en un modo de vivir en esta sociedad, una forma de trabajar, comprar, pagar, estudiar, viajar, opinar y hasta pelear, en común.


Conclusión

La Crítica de la Economía Política nos invita a ver la nación española como una comunidad política (o pueblo soberano con derechos y deberes) resultado de la acción de las clases, en su unidad y lucha, con gran protagonismo del Estado, encargado de organizar, fiscalizar y ritualizar la construcción del mercado nacional.

La nación española se acompaña de la conciencia nacional española, que apela al sentimiento de pertenencia e identidad que tienen los individuos que integran la comunidad, y se sirve de los símbolos (bandera, escudo, himno, la selección o la Fiesta Nacional,…) para vincular lo material y lo emocional; cuando ondea la bandera (Carlos III en 1785) no es sólo estética o territorialidad, es también derechos y obligaciones. 

Como proceso en construcción y en continua disputa, la nación española se reconfigura. El desarrollo del capitalismo español va imponiendo sus particularidades a través de la interacción de las clases sociales: definiendo su marco (Constitución de 1978); integrándose en el mercado europeo con su moneda y políticas; reordenando la tierra a través de la PAC y la transición energética; o redefiniendo el trabajo y la circulación de la información mediante la robotización, la digitalización y la Inteligencia Artificial. Podemos seguir llamándola España: pero, aun con los mismos símbolos, su contenido político, las relaciones sociales y el catálogo de derechos y deberes cambian.

domingo, 5 de octubre de 2025

Leyes feministas, política y economía en España (1976-2025)

 Esta comunicación fue presentada en el pasado IX Congreso de Economía Feminista, celebrado en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) del 2 al 4 de octubre de 2025, cuyo tema articulador giraba en torno a “Las economías feministas ante el capitaloceno: análisis y alternativas”.


El trabajo que sigue parte de una pregunta: por qué se produjo el avance de las leyes feministas en España durante los últimos cincuenta años. Para cuya respuesta me apoyé en la Crítica de la Economía Política, es decir entiendo las leyes como una expresión de la lucha de clases, que a su vez constituye la forma histórica en que se desarrolla la acumulación de capital.

En otro lugar (al principio del blog) todo esto está más literaturizada, deteniéndome en qué leyes son aprobadas por tal o cual parlamento del subperíodo gubernamental, bajo qué presiones sociales y feministas, y en qué contexto económico, sobre todo nacional, pero también comunitario y mundial. Para reducir la exposición, opté por una síntesis más cuantitativa y estadística. 


Método o procedimiento

De modo que los aspectos económicos y políticos, que acompañan la legislación feminista, quedaron condensados en indicadores. Procedí de la siguiente manera para poner de relieve estas relaciones.

- Por un lado, separamos la acumulación capitalista en las etapas de los ciclos económicos contenidos en ella; así nos surgen 6 períodos que serían la crisis industrial (1976-1984), la expansión socio-liberal (1984-1991), la crisis monetaria (1992-1994), la expansión del ladrillo (1995-2007), la gran recesión (2008-2014) y la expansión actual (2015-2025). A modo de autocrítica los nombres de los períodos económicos no están muy elaborados, y no introduje la crisis de la Covid (2020).

- Dentro de cada etapa del ciclo económico distinguimos subperíodos según el partido en el gobierno, en el cuadro adjunto se pueden observar los distintos subperíodos gubernamentales que van caracterizados por el partido o coalición de partidos gobernantes. En la exposición añadí la ideología, pero aquí lo entendí innecesario.

- Por último, indico el número de leyes feministas promulgadas en cada subperíodo; conviene aclarar, ya que fue una de las preguntas que hizo el público, que por leyes feministas me refiero a las que atienden a problemáticas femeninas, plantean derechos de las mujeres y apuntan hacia la igualdad de género. No entré en la discusión de si verdaderamente son feministas las 31 leyes a las que me refiero, que están tomadas de la documentación histórica.


Ciclo económico e ideología gobernante

El cuadro siguiente, que fue bien recibido durante la exposición, expresa la síntesis de la información mencionada.


CUADRO – RESUMEN

Período económico

Ciclo económico

Período de gobierno

Partido gobernante

Leyes Feministas

1976-1984

Crisis industrial

1976-1982

UCD

6

1982-1984

PSOE

2

1985-1991

Expansión socioliberal

1985-1991

PSOE

3

1992-1993

Crisis monetaria

1992-1993

PSOE

0

1994-2007

Expansión del ladrillo

1994-1996

PSOE

0

1996-2004

PP

2

2004-2007

PSOE

4

2008-2014

Gran recesión

2008-2011

PSOE

1

2011-2014

PP

1

2015-2025

Expansión actual

2014-2018

PP

0

2018-2019

PSOE

1

2019-2023

UP-PSOE

9

2023-2025

S-PSOE

2


Destaco dos resultados principales de este cuadro.

La primera es que, en general, los gobiernos de izquierda frente a los de derecha  son los que más leyes feministas impulsan (22 a 9). Sin embargo, esta relación no es inmediata ni mecánica. Por un lado, la izquierda, a veces, no impulsa leyes feministas; por otro lado, en ocasiones, la derecha impulsa este tipo de leyes.

La segunda es el carácter procíclico de la legislación feminista: es decir, cuando hay expansiones se promulgan muchas leyes, mientras que cuando hay crisis se aprueban pocas o ninguna (21 a 10). De nuevo, la relación ha de verse de manera dialéctica advirtiendo la presencia de mediaciones: en determinadas expansiones no se aprueban leyes, y en alguna crisis sí.


Mercado laboral

Una mezcla de los dos aspectos (ideología del partido gobernante y etapa del ciclo económico) permite explicar bastante mejor los vaivenes, la manera en que aparece, del ascenso feminista de la legislación. Pero, aún así no era completo.

Además, seguía pendiente la cuestión de fondo: explicar, más allá de la forma, el contenido del progreso feminista de la legislación; en este caso, su tendencia ascendente. 

La respuesta que encontré está en el mercado laboral donde se refleja el paralelismo entre el empleo femenino y la legislación feminista. La gráfica de abajo muestra la evolución de la población activa y ocupada, en miles, de las mujeres en España durante estos últimos cincuenta años. Ahí se observa el ascenso continuo e ininterrumpido de la incorporación masiva de la mujer española al mercado laboral.




Conclusión y apertura

El avance legislativo del feminismo en España durante el período 1976-2025 responde a la necesidad del capital de ampliar la base sobre la que extrae la plusvalía, la incorporación masiva de la fuerza de trabajo femenina. Ahora bien esta necesidad se realiza a través de la contratación laboral, la negociación colectiva, la sindicación, la movilización social y feminista, la inclusión del feminismo en las agendas y programas partidarios, las elecciones legislativas, el debate parlamentario y el impulso gubernamental, que adopta finalmente la forma de ley feminista, o sea la lucha de clases.

Otra cuestión es explicarse por qué el capital español necesitó durante este período esta incorporación masiva de la mujer al mercado laboral (ampliación numérica de la fuerza de trabajo, características específicas, crear más población obrera sobrante,…). No obstante una de las cuestiones que se planteó es el papel del deseo de las mujeres de trabajar fuera del hogar. Sin negarlo, esto nos abre otra cuestión: de donde surge esa voluntad. De manera breve: la realización de la voluntad de trabajar tiene como presupuesto su capacidad de trabajo, su ser fuerza de trabajo en potencia, o sea ser clase obrera latente, formar parte de la relación de capital y de su movimiento, la acumulación de capital. 

Por último, planteé una cuestión, que invita a continuar la investigación. A la luz de lo dicho, cómo explicarnos el cuestionamiento actual de los derechos feministas: un momento de corrección tras el progreso experimentado; o, por el contrario, asistimos a una nueva etapa caracterizada por un cambio en la necesidad del capital respecto de la fuerza de trabajo femenina primando más el fraccionamiento de la clase obrera a través de exacerbar el enfrentamiento entre su porción masculina y la femenina.

En mi opinión, la historia de las leyes feministas españolas de los últimos cincuenta años nos muestra que su avance traduce necesidades económicas cuya realización concreta es dialéctica, teniendo a la lucha de clases como protagonista. El desafío es imbricarse en la necesaria radical transformación social, que será feminista o no será.

El beneficio privado y la hipocresía pública

A Juan de Barrios Hartos y a Jose Luis de Los Lunes al Sol ¿La salud antes que el negocio? El día 3 de diciembre de 2025, el diario El País,...