lunes, 7 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (VI)

Los fundamentos de la representación lógica

Ahora que ya conocemos como actuar sobre el concreto, nos lo podemos enfrentar armados con este conocimiento lógico. Pero surge un problema, mientras el conocimiento descansa en la experiencia pasada del concreto (sus repeticiones) el concreto al que me enfrento está en potencia. Y nada garantiza que el concreto mantenga el comportamiento pasado.

Además, aunque coincida con el comportamiento predicho no tenemos seguridad de que dicha coincidencia responde al atributo que se venía repitiendo, contemplado en mi teoría, o se deba a otra circunstancia.

Ambos problemas, revelan la dificultad para verificar el conocimiento lógico, incapacita a la teoría para mostrarse válida y no permite actuar con conocimiento de causa.

Una respuesta a este problema de la verificación de la teoría basada en la representación lógica fue el falsacionismo de Karl Popper. Como no podemos estar seguros de la veracidad de una teoría conformémonos con que la teoría no haya sido falsada, o sea mostrada su falsedad (encontrando un caso que la contradiga). Así la teoría será válida no porque se haya sea verdadera sino porque no ha sido falsada. Sin embargo, la falsabilidad tiene los mismos problemas de verificación que la veracidad.

Así las cosas, la representación lógica, que nos prometía el dominio de la naturaleza y la libertad, no garantiza el conocimiento objetivo cierto. Se empieza a plantear que ya que no podemos conocer la verdad del conocimiento lógico-formal, al menos discútase democráticamente entre los miembros de la comunidad científica. De hecho las teorías son ciertas hoy y mañana son sustituidas. La verdad no será tanto la correspondencia con la realidad, sino el criterio mayoritario de la comunidad científica.

Pero, los problemas para la representación lógica no acaban aquí, las matemáticas, el espacio del conocimiento objetivo por excelencia, encuentra dificultades para fundarse en la lógica. La paradoja de Russel viene a plantear que cualquier conjunto de principios, o de axiomas (afirmaciones incuestionables), es incompleto o contradictorio. Surgen los planteos sobre unos tipos de axiomas sí y otros no, se abre el espacio a la interpretación y, en definitiva, a la subjetividad. Se acusa de totalitarismo (y determinismo) cualquier intento de huir del subjetivismo, a excepción de que sea la comunidad científica quien determine la posición. Claro que tras la comunidad científica y el reino de la libertad académica, están lás publicaciones, las instituciones empleadoras (universidades, fundaciones, entre otros), los premios de reconocimiento y la financiación de los proyectos científicos donde las grandes empresas tienen bastante que decir. Esto no escapará a algunos filósofos como Lakatos que se referirá a que los científicos tienen libertad, pero que si ello implica contradecir a la comunidad, mejor que la expresen en privado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta, si te apetece