martes, 28 de enero de 2025

Ultraderecha, capital y Aushwitz



La victoria de Trump a finales de 2024 pone de manifiesto que el ascenso de la ultraderecha al poder ejecutivo en muchos países es una característica del capitalismo contemporáneo.

En la Unión Europea la extrema derecha también ha avanzado sustancialmente sus posiciones como muestran los resultados de las últimas elecciones europarlamentarias (junio 2024). En 6 de sus países miembros gobierna (Italia, Hungría, Finlandia, Países Bajos, Eslovaquia, Croacia), y en otros tantos está a punto de hacerlo (Austria, Suecia, Polonia, Francia, Alemania, Bélgica, por mencionar algunos muy sonados).

En América, aparte de USA, la derecha clásica que ya es bastante extrema deja algo de menos hueco; aún así la extrema derecha progresa sin gobernar (Brasil, México, Colombia, Chile, Venezuela, Canadá, por citar los principales) y gobierna (Argentina, El Salvador).

La situación en el resto del mundo no parece desmentir el avance de la ultraderecha hasta el punto de tener presencia en el gobierno en países importante como Israel, Turquía, India.

Visto lo anterior, hay que descartar el planteamiento surgido hace unos años de que la ultraderecha ascendente era una anomalía pasajera que terminaría desvaneciéndose.

Aún más si no olvidamos que en los años veinte y treinta del siglo pasado buena parte de la humanidad vio ascender proyectos políticos que encarnaban ideas supremacistas, expansionistas, populistas, y muy anticomunistas. El 80 aniversario de la liberación por los soviéticos del campo nazi de exterminio Aushwitz-Birkenau (27/01/1945) , donde fueron asesinados 1,1 millones de personas, nos lo vuelve a traer a la memoria.

Pero, no solo fue el nazismo en Alemania (Hitler) y su área de influencia, Mussolini en Italia, Franco en España (1936) y antes la derecha de la segunda república (1932), Salazar en Portugal, como manifestaciones europeas del ascenso del extremismo de derechas.

No obstante, el éxito de la ultraderecha no solo hay que medirlo por su presencia en los ejecutivos, ni si quiera por el aumento en los parlamentos, sino por la capacidad para hacer socialmente aceptables sus planteamientos (alargamiento de la ventana de Overtone) arrastrando al espectro político tras ella.

Mirado así, la pregunta es ineludible: es la ultraderecha la forma política que reclama el nuevo capitalismo, particularmente en el viejo occidente. Una vez contestada, surgen otras: qué podemos esperar y, sobre todo, qué podemos hacer. De la misma forma que el presente nos interroga, la historia nos responde.

lunes, 27 de enero de 2025

Sobre la unidad de la izquierda: dos propuestas y una pregunta

(Esto es lo que hubiera querido decir, pero por falta de tiempo no fui capaz, en una reunión donde se debatía sobre la unidad de la izquierda)

La unidad de la izquierda se entiende, la mayoría de las veces, como la unidad de los partidos y la coalición electoral. Cuestiones que son necesarias, de cara a las elecciones, pero que hoy día no son suficientes. El proceso al que nos referimos con unidad de la izquierda (UI, en adelante) debe aspirar a ser algo más profundo.

Se hace necesario plantearse la unidad de las personas de izquierda porque con todas las idas y venidas de las distintas organizaciones de la izquierda, con sus desencuentros y reencuentros, las que también van y vienen son las personas que las componen o se identifican con estas organizaciones así como muchas que quedaron en el camino. Estas personas, que también portan las afinidades y diferencias, son las que pueden constituir el proceso unitario. Por eso es importante plantearse la unidad de las personas de izquierda (UPI, en adelante) como prioridad. Ciertamente, a esto ayudan mucho las acciones concretas (concentraciones, manifestaciones, por ejemplo), pero es bueno tenerlo presente de cara a organizar un proceso constituyente de la UI.

En un primer momento, el papel de las organizaciones es importante para facilitar este proceso de de UPI y aceptar dejar en segundo plano la unidad electoral, que habrá de surgir más adelante como un resultado de la UPI.

Bien, de cara a la UPI, la cuestión a la que deberíamos respondernos, de manera individual, es: por qué estoy aquí; por qué he venido. Es una pregunta que apela a la necesidad interna que tengo, en relación con lo que me rodea, que no encuentra otro modo de expresarse que reunirme con otras personas que dialogan sobre la unidad de la izquierda.

Ciertamente, cada respuesta será diferente, y estaría bien, además de hacer el esfuerzo individual e interior de respondernos a nosotros mismos, haciendo consciente nuestro pensamiento, que se compartiera. Porque, en el comunicarnos la respuesta a “¿por qué he venido?” podemos descubrir aspectos que dábamos por sabidos que estaban equivocados, o aspectos que no se tenían en cuenta, etcétera. Con ser bueno, no es indispensable esa objetivación de nuestro parecer.

En cualquier caso, por distintas que sean las diferentes respuestas, muchas de éstas manejarán dos elementos: conciencia individual y transformación social.

Estas dos cuestiones son el objetivo de las dos propuestas que traigo. Pero, antes de pasar a ellas, quiero insistir en la importancia de la pregunta constituyente (¿por qué estoy aquí?). Porque este proceso, para ser genuino, honesto, sincero, debe ser la materialización colectiva de la satisfacción de aquella necesidad interna, de la pregunta constituyente. Y, aunque diversas puedan ser las respuestas individuales, la respuesta colectiva ha de ser única, común. Esta solución comunitaria empieza aquí y ahora.

La primera propuesta tiene que ver con las conciencias individuales, la lucha de ideas, la batalla cultural, llámese como se quiera, requiere poner el acento en los medios de comunicación; la izquierda debe, con los medios que tiene (hay muchos medios de comunicación y operadores en redes sociales de izquierda) y con lo que pueda crear, operar sobre el proceso en que las personas producimos nuestra propia conciencia. En esto nos va la vida.

La segunda tiene que ver con transformar la sociedad; la sociedad capitalista está cambiando, la lucha de clases ha cambiado, las formas políticas están cambiando, la sociedad se derechiza y la ultraderecha crece. Esto no es una maldición ni una casualidad. Es necesario un diagnóstico de la sociedad, del momento, basado en un método en consonancia con el objetivo (crítico y revolucionario), que nos permita plantearnos un programa realizable en la dirección de superar el capitalismo, lo cual implica mejorar las condiciones de vida de la mayoría, empezando por la clase obrera (socialismo o barbarie).

La izquierda no puede quedarse parada. Nos pueden ganar porque sean más fuertes, pero no porque bajemos los brazos. Por eso necesitamos todos los brazos y todas las cabezas, por eso necesitamos empezar por la Unidad de las Personas de Izquierda.

martes, 14 de enero de 2025

El estado profundo y la ultraderecha


El estado profundo es una realidad que se muestra en contadas ocasiones y siempre de manera poco transparente. De hecho la mayoría de sus intervenciones que salen a la luz quedan como misterios o casos irresueltos. Ahí están el asesinato de JF Kennedy, el 23F, la X de los GAL o las escuchas del Pegasus al gobierno de España. 

La expresión saltó a la opinión pública hace unos años durante el primer mandato del ultraderechista Donald Trump (2017-2021). La serie de filtraciones, una de las cuales hizo dimitir al recién nombrado asesor nacional de seguridad (Michael Flynn1) por la publicación de una conversación con el embajador ruso, señalaba las resistencias al gobierno de una parte de la burocracia estatal portadora de información comprometedora.

No obstante, muchos científicos sociales niegan su existencia e incluso hay un consenso bastante general en que se trata de una teoría de la conspiración2. Sin embargo, los “conspiracionistas” suelen dudar de la honradez de este tipo de negaciones. Y es que hay evidencias difíciles de explicar desde la naturalización del capital, que preside la producción teórica dominante. 

Además, existen antecedentes históricos del estado profundo (o deep state, en inglés ): como el kratos kratei (poder dentro del poder) de los griegos; el status in statu (estado en el estado) de los romanos; y ya, en 1923, surge la expresión derin devlet (estado profundo, en turco) para referirse a la guerra sucia contra la insurgencia kurda.

Más recientemente, en USA, al inicio de la década de los sesenta el presidente Eisenhower sorprendía con un discurso televisado de despedida en el que denunciaba al complejo industrial-militar; el caso Moore-Redford, de principios de los setenta, mostraba el espionaje sufrido por el presidente a manos de la Junta del Estado Mayor, desembocando en el informe del comité Church que concluía que los adelantos tecnológicos y la falta de control de organismos como el FBI, la CIA, la DIA y la NSA les convertía en poderosas acumuladoras de información. Se trata de la Comunidad de Inteligencia nacional.

También en España se ha señalado al CNI y las cúpulas militar y policial, además de parte de la alta judicatura3. Sin embargo, determinadas operaciones, requerían la participación de importantes medios de comunicación, cuando no de estructuras empresariales influyentes (palcos, partidos de golf, jornadas de vela o cacerías).

Lo relacionado con la financiación irregular de partidos (casos Filesa, Gurtel o Palau), las subvenciones a dedo, las puertas giratorias, la falta de renovación de las instituciones, los apellidos ilustres en las organizaciones, los fondos reservados o los secretos de estado. Todos son mecanismos relacionados con las cloacas del estado4, que alcanzan su expresión álgida en el uso del ministerio de interior de Fernández Diaz para espiar a miembros de Podemos o las actividades contra el procés. Y un poco después la campaña orquestada para desprestigiar a este partido a través de veintitantos casos judiciales alimentados con denuncias admitidas con documentación falsa o escasa base que, tras años de portadas y tertulias, terminaron archivadas.

Pero, paradójicamente, ha sido la reacción al gobierno de la ultraderecha la que puso al estado profundo en un primer plano del interés mediático. Y desde luego no fue el cuestionamiento del sistema capitalista ni si quiera del estado capitalista lo que temía la alta burocracia detentadora de información sensible. Entonces, qué divide al bloque capitalista de poder, qué ha suscitado esta particular lucha de clases en la élite.

La informalidad del denominado estado profundo impide saber exactamente cuál es su agenda y qué aspectos o líneas de las políticas ultraderechistas son las que rechazan. Si la función del estado capitalista es la representación y defensa del capital, la del estado profundo incluye además la defensa y seguridad del estado, lo cual implica su propio mantenimiento. A decir de Pedro Vallín es un mecanismo de autopreservación del estado.

La “guerra” declarada de la ultraderecha (UD, en adelante) al estado en su forma actual, la denominada deconstrucción del aparato administrativo del estado (palabras de Steve Bannon, uno de los consejeros de Trump) es el origen de la desconfianza del estado profundo hacia la UD. La reducción del presupuesto, la reorganización administrativa, los nuevos criterios de gestión o el cambio de las fórmulas de reclutamiento, pueden poner nerviosos a los altos funcionarios que tienen la posesión de parte, la más comprometedora, del aparato estatal.

Sin embargo, este no parece ser el caso de España. Los cuarenta años de franquismo dejaron un aparato estatal franquista que ni la transición ni los posteriores gobiernos removieron. El ascenso de la UD al gobierno español supondría un “feliz reencuentro” de las clases poderosas5. La UD española no jugará, por ahora, el papel que puede jugar el trumpismo de cara al estado capitalista actual.

Qué relevancia puede tener el interés por el estado profundo, más allá de verlo como otro fenómeno social relacionado con el estado capitalista. Bien, solo decir que aquellos que están interesados en la transformación radical de la sociedad habrán de tenerlo muy presente. Y quién sabe si el papel histórico de la UD trumpista sea la reducción del estado profundo, abriendo el paso a transformaciones más sistémicas en USA y fuera. Veremos. En cualquier caso, en esta etapa en la que el capital de Occidente requiere unos cambios en el estado que solo la ultraderecha puede impulsar, bien merecen ser investigados la estructura (oscura e impenetrada), las funciones (de último recurso) y las formas de intervención del estado profundo, a la luz de la crítica de la economía política.

lunes, 13 de enero de 2025

Reflexión. Actuar es cambiar: objeto y sujeto

 En tanto sujetos vivos, actuamos. Siempre actuamos, es irremediable. Hasta cuando creemos que no actuamos estamos actuando. Por ejemplo, no fue a la manifestación y se fue a ver el partido de fútbol. Alguien podría pensar que porque no acudió a la manifestación es que no actuó. Pero, sí actuó, se fue a ver el partido, o la película o se quedó en casa. Todo ello también es actuar.

Pero, qué es actuar. En cualquier ámbito, por ejemplo el político o cualquier otro: ¿qué es actuar?

Actuar podemos verlo como cambiar algo; de hecho la finalidad de la actuación es buscar un cambio en un objeto. Si pinto una pared, lo que pretendo es el cambio de la pared; que ésta pase de una situación A (pared no pintada) a una situación B (pared pintada).

La búsqueda de tal finalidad va acompañada de un cambio propio, de hecho, por lo que al sujeto respecta, la actuación significa que el sujeto pasa de una situación 1 a una situación 2. Efectivamente, pintar es desde el punto de vista del sujeto pasar de una situación, por ejemplo estar leyendo, a otra situación en la que está pintando.

Llegados a este punto, actuar lo consideramos como cambiar algo a través de nuestro cambio; o cambiar un objeto mediante el cambio del sujeto. En nuestro ejemplo, pintar una pared es que el sujeto se dedique, deje de hacer lo que hacía y se ponga a rellenar de pintura la pared.

Una cuestión importante a retener, por tanto es que actuar implica tanto el cambio del objeto como el cambio del sujeto. Por tanto, para seguir avanzando, hemos de detenernos en qué es el cambio.

domingo, 5 de enero de 2025

Reto en torno a la producción capitalista de la fuerza de trabajo

Desde aquí lanzo un reto a los investigadores sociales y a las personas preocupadas por el desarrollo de la sociedad.

Es un hecho fácilmente observable que la producción de mercancías avanza en la sociedad capitalista. La tendencia a la mercantilización del producto del trabajo es tan poderosa que terminó afectando a la facultad humana para trabajar, lo que se denomina fuerza de trabajo. Tan importante es la mercancía fuerza de trabajo que está en el origen del sistema capitalista.

Pero, no es solo que la producción de mercancías se extienda, sino que en el capitalismo va recorriendo un patrón muy específico desde la producción artesana hasta la producción en masa o fabril. Este es un proceso en el que Marx se detiene en El Capital, para la mercancía en general.

La pregunta es si, volviendo al caso de la fuerza de trabajo, esta mercancía está sufriendo el mismo proceso. Es decir, si la producción capitalista de la fuerza de trabajo está avanzando desde las formas artesanales hasta las formas fabriles. Otra cuestión sería ver si esto plantea algún límite al desarrollo capitalista, o sea si la producción capitalista plena de la mercancía fuerza de trabajo sería compatible con la sociedad capitalista.

Mi respuesta es afirmativa en los dos casos: efectivamente se avanza en la producción capitalista plena de la fuerza de trabajo, y que esta tendencia no puede consumarse a riesgo de acabar con el capitalismo.

jueves, 2 de enero de 2025

Reflexión: conocer antes de actuar

 Reflexión sobre el estilo de dirección

Por un nuevo estilo de dirección en los colectivos que pretenden transformar la sociedad, por un nuevo concepto de dirección, por una dirección consciente


Conocer antes de actuar

Transformar un objeto significa operar sobre otro objeto de modo que se actualice la potencia que determina al primer objeto.


Pero, antes de lanzarnos con todas nuestras potencias a transformar el objeto mencionado, hemos de conocer tanto el objeto que pretendemos transformar como las potencias que tenemos para ello; previamente a proceder a la apropiación real (transformación) del objeto hemos de apropiárnoslo idealmente.


Antes de entrar en la consideración sobre qué significa, en mayor detalle, la apropiación real y la apropiación ideal del objeto, detengámonos.


Hasta aquí tenemos que: transformar es actuar y para actuar hay que conocer.


Una primera cuestión es que se puede actuar sin conocer. Efectivamente, pero se trata de una actuación a ciegas, sin saber, probar a ver qué pasa. Este es el método de prueba y error. Actuar sin conocer conduce en la mayoría de casos al error, pero puede ocurrir que tengas éxito (esto es, transformes). En estos casos se dice que aciertas. Es como jugar a la lotería, a un juego de azar.


Por qué esta forma de actuar (actuar sin conocer) no es la más adecuada, nos preguntamos. Porque tiene menos garantías de éxito (es menos eficaz) y porque, aunque obtengas el éxito se obtiene con un gasto mayor de recursos (es menos eficiente). Se entiende, por tanto, que la forma correcta es conocer antes de actuar.


Esto tiene que ver con lo que significa ejercer el poder, mandar, en un colectivo. Particularmente, con el desempeño de los que ordenan (dirección) a otros (dirigidos) a llevar a cabo acciones para conseguir determinados resultados (transformar). 

Una primera cuestión es que la dirección ha de conocer. ¿Qué ha de conocer?

Otra cuestión es que los dirigidos también han de conocer. ¿Qué han de conocer?


Sin entrar en más detalles. Una dirección consciente supone que conoce y que los dirigidos también conocen, así que antes de actuar sin conocer han de ocuparse en conocer.