lunes, 28 de octubre de 2024

El salario y la ideología de la economía

La forma concreta salario es un ejemplo del carácter acentuadamente ideológico que han venido tomando tanto el conocimiento económico (la teoría económica) como la práctica económica.

Dividiré esta colaboración en dos partes. En la primera, recordaremos la crítica de Karl Marx a la teoría sobre el salario de la economía política clásica (sección VI del libro I de El Capital). En la segunda, basándonos en los desarrollos del profesor Juan Iñigo Carrera1, mostraremos el objetivo ideológico que preside el comportamiento de una de las instituciones más “técnicas” del estado capitalista, el banco central.

Cuando Marx investiga la valorización del capital presenta, como punto de partida, la compraventa de la fuerza de trabajo, la relación entre el capitalista que entrega dinero (salario) a cambio de la capacidad de trabajo del obrero.

Hago un paréntesis aclaratorio. Allí, en la sección IV, nuestro autor nos dice que el salario es la forma fenoménica del valor de la fuerza de trabajo. Recordemos que el valor, el trabajo abstracto socialmente necesario realizado de manera privada e independiente, aparece necesariamente bajo la forma valor de cambio. El valor de cambio de una mercancía, o sea la cantidad de otra mercancía por la que se cambia, en dinero es el precio. En nuestro caso, el salario (el precio de la fuerza de trabajo) es la forma en que se expresa el valor de la fuerza de trabajo. Esto ya lo sabíamos, lo que Marx se propone investigar es por qué en la realidad económica el salario, que es una forma del valor de la fuerza de trabajo como hemos visto mas arriba, se transmuta, o sea aparece como otra forma, en este caso el precio del trabajo.

Esta compraventa de la mercancía fuerza de trabajo, que es el contenido oculto, aparece en la superficie de la realidad económica como una compraventa de trabajo; la fuerza de trabajo, la mercancía comprada por el capitalista (y vendida por el obrero), aparece como trabajo; y, el salario, el dinero que paga el capitalista (y que cobra el obrero), aparece como precio del trabajo. Así, el precio del trabajo (forma) es la expresión del precio de la fuerza de trabajo o salario (contenido).

Así, Marx señala el carácter irracional de las expresiones “valor del trabajo” y “precio del trabajo”: primero, porque el trabajo no es una mercancía sino una acción, la puesta en funcionamiento de la fuerza de trabajo; segundo, porque el trabajo no se puede vender antes de realizarse; tercero, porque el trabajo, que se realiza bajo las órdenes del capitalista y en sus instalaciones, no pertenece al obrero sino al capitalista; y, cuarto, porque el trabajo crea valor pero no tiene valor.

No obstante, estas expresiones no son una invención arbitraria sino que surgen de la experiencia cotidiana, de las relaciones sociales tal y como se les presentan a las personas, y que la economía política las toma acríticamente, nos dirá nuestro autor.

Marx expresará que para descubrir el contenido tras la forma salario se requiere la investigación científica2, que busca la esencia (contenido) tras la apariencia (forma); pero, particularmente en este caso, se requiere una ciencia que no se detenga ante la crítica al capitalismo y no se subordine a su justificación. Pondrá el ejemplo de Adam Smith, padre de la ciencia económica y uno de los representantes de la economía política clásica, que planteó al trabajo como fundamento del valor. Pero, cuando llegó a su teoría de la distribución se detuvo porque esto implicaba que el trabajador debía ser el destinatario de la mayor parte del valor de la mercancía poniendo en peligro la justificación de la parte del capitalista (beneficio). Siendo así la cosa que termina planteando que el valor es la suma del salario, el beneficio y la renta de la tierra, dando de lado a su primera teoría laboral del valor.

Insisto, el planteamiento de Smith sigue vigente, adornado de un aparato matemático que pretende imprimirle carácter objetivo, en las modernas teorías sobre la distribución, particularmente sobre el salario.

Como ejemplo de teoría económica convencional sobre el salario no nos resistimos a presentar brevemente la versión neoclásica mayoritaria en las universidades y ganadora de la mayor parte de los nobeles de economía.

El obrero es, para la teoría neoclásica, un individuo que persigue la máxima utilidad (placer, felicidad). Dicha utilidad depende de dos cuestiones: tiempo de ocio que le reporta placer, e ingresos por salario resultado de trabajar (el trabajo quita placer pero genera ingresos para adquirir medios de consumo). Además, en un día el tiempo de placer y el tiempo de trabajo suman 24 horas.

De esta manera, la elección entre tiempo de placer y tiempo de trabajo que ha de realizar el obrero para fijar su jornada y llevarse un salario, adopta la forma de un problema matemático de maximización de la utilidad sujeto a restricción (el salario a ingresar es igual al salario por hora por la jornada). La solución es que nuestro obrero trabaja hasta que el salario real por hora iguale las tasas marginales de sustitución de ocio por salario. A ver si me explico: el obrero empieza a trabajar porque el ingreso que obtiene supera la perdida de utilidad que le supone el menor tiempo de ocio, hasta que llega un momento de la jornada laboral en que el obrero considera que el salario por hora que le dan ya no compensa la perdida de utilidad por el ocio sacrificado. En ese momento, como el obrero es libre para decidir cuanto tiempo trabaja, le dice al capitalista que hasta mañana.

Este es el fundamento de la oferta individual de trabajo que cuando se suman todos los obreros nos da la oferta de trabajo. Esta oferta de trabajo junto a la demanda de trabajo que hace la clase capitalista permitirá calcular el salario y el empleo en el conjunto de la economía.

La forma salario no solo oculta su contenido (el valor de la fuerza de trabajo), sino que al aparecer como el precio del trabajo genera la ilusión de que el capitalista paga al obrero todo el trabajo que éste realiza para el primero, por tanto oculta que una parte del trabajo realizado por el obrero no le es pagado, el plustrabajo, de donde sale la plusvalía. Por tanto, la forma precio del trabajo oculta la explotación capitalista.

Esta ocultación de la explotación capitalista imprime el carácter ideológico a la conciencia que se deriva de la forma precio del trabajo; sea esta conciencia resultado espontaneo de la experiencia cotidiana, sea el resultado de una elaboración mental sobre aquella experiencia por mucho disfraz matemático, estadístico o econométrico del que se recubra.

El interés ideológico prevalece sobre el carácter objetivo en la teoría económica porque no somete a crítica al modo de producción capitalista. A la vista de esto, se entiende la necesidad de la crítica de la economía política, por dos razones: por compromiso con la verdad, y para que la clase obrera adquiera una conciencia objetiva alejada de la mera apariencia como paso previo al ejercicio de su misión histórica.

También le cabe la duda a uno de qué otras ramas del saber necesitan de una critica tal para que dejen de justificar el capitalismo y sirvan para explicar la realidad. En la segunda parte veremos que también la gestión práctica, sobre todo de las instituciones estatales, tienen muy en cuenta los objetivos ideológicos.



El salario y la ideología económica (y II)

En la primera parte veíamos, apoyándonos en Karl Marx, cómo las teorías del salario de la moderna economía tienen más de ideología que de ciencia. En esta parte, gracias a los desarrollos de Juan Iñigo Carrera sobre la base de Marx, mostraremos que la práctica de control monetario de los bancos centrales también tiene como una de sus finalidades la ocultación de la explotación capitalista y el apaciguamiento del conflicto laboral.

Marx expone que la fuerza de trabajo, la mercancía que el obrero vende al capitalista, tiene su valor determinado por la cesta de medios de vida que consume la familia del obrero. También demuestra que el capitalismo se caracteriza por el incesante desarrollo de las fuerzas productivas, una de cuyas expresiones es el crecimiento de la productividad. Así mismo, que el crecimiento de la productividad reduce el valor de las mercancías. Particularmente, el aumento de la productividad de la cesta de mercancías que determina el valor de la fuerza de trabajo provocará la reducción de éste. Y con ello, manteniendo la jornada, aumentará el plusvalor.

Esto lo ejemplifica Juan Iñigo introduciendo además el dinero, bajo su forma de signo de valor. Es decir, el papel moneda que emite el banco central, que no tiene valor pero lo representa (Marx dixit). Así los precios serían las expresiones monetarias de los valores de las mercancías. El valor que representa cada unidad monetaria dependerá, dada la masa de valor necesaria para la circulación de las mercancías, de la cantidad de billetes o monedas (oferta monetaria). De tal manera que la duplicación de la cantidad de dinero reduce a la mitad el valor que representa la unidad monetaria. Veamos un ejemplo para ilustrar lo que ocurre.

Tengamos una cesta de medios de vida cuyo valor es de 4 horas. En la medida que responde al consumo diario de la familia obrera, determina el valor diario de la fuerza de trabajo (4 horas).

Como la jornada de la obrera es de 8 horas, el plusvalor que se apropia el capitalista serán 4 horas (8 menos 4). Para expresar en unidades monetarias tenemos que la unidad monetaria representa un valor de 3 minutos, por tanto 20 euros representan el valor de 1 hora de trabajo. Por tanto, el valor diario de la fuerza de trabajo se expresará monetariamente como 80 euros y la plusvalía otros 80.

Si la productividad del trabajo se duplica. Tendremos que la misma cantidad de bienes se producen en la mitad de tiempo. En el caso que nos trae, la cesta diaria de bienes de consumo de la familia obrera reduciría su valor desde 4 hasta 2 horas; y con la cesta el valor de la fuerza de trabajo pasa a ser 2 horas. Como la jornada continua siendo de 8 horas, el plusvalor será 6 horas. Al no modificarse la cantidad de dinero, las expresiones monetarias respectivas, del valor de la fuerza de trabajo y del plusvalor, serán: 40 euros y 120 euros.

Detengámonos aquí. El crecimiento de la productividad ha provocado una bajada del salario nominal, de 80 a 40 euros, sin que se modifique la cesta de bienes que consume la familia obrera (salario real). La plusvalía por su parte ha pasado de 80 a 120 euros. Pero, para que se dé esta bajada del salario nominal, y el consecuente aumento de la plusvalía, el capitalista ha de llamar al obrero y notificarle la mencionada reducción salarial. Ni que decir que al obrero no le va a hacer ni chispa de gracia y protestará.

Cada vez que el capitalista introduzca una innovación tecnológica que reduzca el valor de los medios de vida que determinan el valor de la fuerza de trabajo, para hacer efectivo el aumento de beneficios el capitalista, habrá de llamar a capítulo a los obreros para reducirles el salario. Abriéndose otro período conflictivo.

Pero, el capital ha encontrado la manera de esquivar esta amenaza a la estabilidad del modo de producción capitalista: la inflación moderada o rampante resultado de la constante emisión de moneda por encima de los crecimientos de productividad.

Veamos el mismo movimiento, pero además de duplicarse la productividad tenemos que el banco emisor cuadruplica la oferta monetaria.

Por un lado, el doble de productividad reduce el valor de los medios de vida a la mitad, por tanto desciende el valor de la fuerza de trabajo a 2 horas y el plusvalor a 6 horas, como ya veíamos.

Miremos cómo se expresan monetariamente ambas categorías teniendo en cuenta que la cantidad de dinero se cuadruplica. Esto último significa que cada euro de antes se representa ahora por una cuarta parte. Así antes 20 euros representaban el valor de una hora de trabajo, ahora se requieren 80 euros. El salario ascenderá a 160 euros (2 horas por 80 euros la hora) y la plusvalía 480 euros.

En este caso, aumento de productividad y de oferta monetaria, el salario nominal pasa de 80 a 160 mientras la plusvalía pasa de 80 a 480 euros. Ahora el capitalista no tiene tanto interés en llamar al obrero para actualizar el salario. Pero, para los trabajadores es vital porque si no la pérdida de poder adquisitivo y con ello el propio salario real está garantizado.

Este planteo tiene diversos aspectos en los que no nos detenemos para no alargarnos (papel de las organizaciones de solidaridad de la clase obrera, negociación colectiva, protección legal e institucional de los mismos, entre otros).

No solo la teoría salarial, también la práctica de la política económica, el control de la política monetaria, sirven para ocultar la explotación capitalista y para apaciguar la lucha de clases, o sea defender el orden capitalista. Q.E.D.

1Taller sobre El Capital organizado por el CICP, http://cicpint.org/es

2Para una introducción sobre el método, ver mi blog criticonomia en https://criticonomia.blogspot.com

El caso Errejón y la maldición de la izquierda

Dos personas discuten: si eres tan comunista por qué no me das tu coche, termina el uno; y el otro, no dando crédito a lo que escucha y sin salir del asombro agacha la cabeza.

Después de lo que estamos sabiendo sobre el comportamiento de Iñigo Errejón, particularmente el trato degradante que dispensaba a las mujeres que le atraían sexualmente, a uno se le ocurre pensar si la izquierda puede sacar algo en claro de este asunto. Aquí no vamos a ser menos que nadie y vamos a insistir en que las víctimas son lo primero, concrétese eso como se concrete; pero, sí tengo claro que, además de buscar la mejor salida personal a lo que les ha pasado, no estaría de más plantearse que tienen en sus manos hacer algo por otras personas que estén en su situación.

Desde luego, las organizaciones políticas donde ejercía funciones deben tomar nota. Sobre todo si hacía ya más de un año que hubo informaciones públicas sobre el asunto, que fueron archivadas por dichas organizaciones y por más colectivos, algunos con importantes funciones de control en nuestra democracia. Se me vienen inmediatamente a la cabeza los medios de comunicación. Particularmente aquellos que dispensaban un protagonismo excepcional a esta persona, que dicho sea de paso fue muy bien tratada porque realizaba un servicio impagable haciendo de contrapunto a otras opciones politicas. Alguna explicación deberían de dar.

Pero, volviendo a la izquierda, esa difusa identificación con la superación (total o parcial) del capitalismo, hay dos aspectos de este asunto que quisiera mencionar. Uno es destacar al individuo o individua dentro del colectivo, que llevado al extremo degenera en el culto a la personalidad, y que adopta formas mas suaves como el liderismo. Otro es la coherencia, esa correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace. Me detendré en este último.

A las gentes de izquierda se les exige, y nos deberíamos autoexigir, extremar la coherencia. Porque lo contrario invalida nuestro discurso, le resta credibilidad y alimenta el abstencionismo político (incluido el electoral) de la sociedad en general. Pero, principalmente nos aleja del principal apoyo social de la izquierda, la clase obrera. Cuestión que mina nuestra razón de ser que no es otra que avanzar en la superación del capitalismo con la participación masiva de la sociedad, con la mayoría de la clase obrera.

Como siempre no hay unanimidad, encontrándonos dos posturas extremas entre las cuales nos situamos los que reflexionamos sobre estos asuntos. Por un lado, están los más exigentes que creen que los dirigentes deberían ser personificaciones impolutas de los ideales, valores e incluso programas que se defienden desde la izquierda; por otro lado, están los más comprensivos que admiten resignadamente que somos parte de la sociedad, un reflejo de ésta, y nos tocará en suerte un poquito de cada cosa, incluidos ladrones, violadores tanto como santos y anacoretas.

El camino que se ha encontrado, hasta ahora, es el de los protocolos donde la organización intenta filtrar aquellos casos, que tengan un coste público y, en la medida que se progrese, simplemente de aquellos casos no ejemplarizantes.

No deja de ser un camino al servicio de la propia organización, que sin estar mal no va a la causa. En primer lugar se destina a los dirigentes o cargos públicos, de modo que cargos intermedios e incluso afiliados por no hablar de simpatizantes quedan excluidos. Lo cual llevado al extremo nos enfrentaría a una organización que aspira a una primera linea modélica con el resto de la pirámide medio podrida, con todo el respeto entiéndaseme la idea. Aún así, sería fácil de arreglar pues se trataría de ampliar los protocolos. No considero que sea equivocado, pero tengo la sensación de que no es la panacea y que posiblemente nos estamos perdiendo una reflexión interesante si solo se va por ese camino.

Es claro que hay que ser coherentes, pero por qué no somos coherentes. Señalo algunas cuestiones que, en mi opinión deberíamos tener en cuenta apuntando a las causas. El capital genera en las personas una conciencia, un pensamiento, determinado que nos lleva a ser cómplices inconscientes del sistema (enajenación). También crea, aunque resulte paradójico, una conciencia crítica que grosso modo y de manera difusa identifico con la izquierda. Bien, esa es la maldición de la izquierda: acreedora del capitalismo ha de mostrarse crítica con él. Las personas, todas, que se identifican con la izquierda son igualmente portadoras de tal contradicción. La pregunta es si hay algún tratamiento que permita moverse en dicha contradicción. Mi respuesta es afirmativa y la clave está en tomar conciencia de la contradicción de manera dialéctica.

Lejos de eximir de responsabilidad personal obliga a prestar un cuidado especial a la conciencia de cada cual y a la colectiva. El tratamiento dialéctico de la contradicción supone distinguir la forma (crítica) de la conciencia de su contenido (enajenado). Saberse una conciencia enajenada y partir desde ahí en la crítica: hacer una crítica que tome en cuenta la conciencia de la enajenación. Y el corolario: el desarrollo del contenido en la dirección de ser, como partidarios de la izquierda, portadores de la conciencia superadora del capitalismo, por tanto ejemplo de socialismo en el capitalismo. Esto vale para el caso Errejón y para otros muchos más que fueron, que son y los que serán.

A los diez segundos, levantó la cabeza y le respondió: solo si esa es una condición para superar el capitalismo tiene sentido que te dé mi coche.


sábado, 12 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (y X)

El conocimiento dialéctico de Marx, la exposición


Nos falta exponer la síntesis como parte de la investigación dialéctica, pero la vamos a unir a la exposición porque están muy relacionadas.

El método de exposición que emplea Marx toma existencia socialmente objetivada en El Capital. Allí parte del punto donde terminó su análisis, la forma más simple (la mercancía) del concreto objeto de estudio (el capital). Generalmente, inicia la exposición con una observación inmediata ("la mercancía es la forma más simple en que se presenta la riqueza en las sociedades modernas" más o menos empieza Marx), indicando su punto de partida (sin conceptos, sin supuestos). A continuación expone un análisis: la mercancía es valor de uso y valor de cambio; el valor de cambio es la forma del valor (el valor es el contenido del valor de cambio), y se detiene en el valor como trabajo abstracto socialmente necesario realizado de manera privada e independiente. 

El último paso de la exposición es la síntesis, descubierta la necesidad real (no filtrada como en la lógica) del concreto (esto lo hace en el análisis) se trata de desplegarla mostrando el avance desde las formas más simple hasta las formas complejas, y muestra a la acción humana como la forma de realizar esta necesidad.

En la síntesis la cuestión que se plantea es qué forma compleja (del concreto objeto de investigación) porta la necesidad realizada, que ha llegado a su término (=está terminada), que es la realización de la necesidad a realizar (potencia) que porta la forma simple (del concreto); es decir, la determinación de la forma compleja por la forma simple, por haber llegado ésta a su término. Como se ve la determinación, aquí, es un movimiento interno. En el ejemplo, de la mercancía y el valor de cambio: el valor de cambio es la forma que adopta el valor que aparece en potencia en la mercancía; el valor de cambio está determinado por la mercancía.

Por último, se trata de ver la acción humana tras el despliegue de la necesidad, o sea como la forma necesaria de la realización de la potencia portada en la forma simple del concreto. En nuestro ejemplo, la acción humana que hay tras la realizacion del valor es el cambio de mercancías. La síntesis quedaría: el valor de cambio está determinado por la mercancía a través del cambio.

Y así Marx nos va exponiendo el resultado de su investigación. Investigación que le llevó varias décadas. Este método es doblemente crítico, tanto en el análisis como en la síntesis, por ello es autocrítico. De modo que no podemos estar más de acuerdo con Juan Iñigo Carrera cuando afirma que hay que leer críticamente a Marx lo cual significa que a la vez que se lee hemos de realizar su despliegue y confrontar sus resultados con los nuestros. En caso contrario, el resultado de la lectura será una representación y no una reproducción en el pensamiento de la realidad.

Pero, es método dialéctico de Marx es el que mejor expresa el movimiento de la realidad y, por ahora, el único que origina un conocimiento plenamente objetivo. Este conocimiento es el que permite actuar con pleno conocimiento de causa porque contiene las determinaciones, cuantas más mejor. Renunciar al conocimiento objetivo significa condenarse a no actuar (paradoja de Zenon) o a “jugar a los dados”, o sea actuar con una venda en los ojos a ver si tenemos suerte y acertamos (léase el voluntarismo en términos políticos). La transformación del capitalismo en socialismo supone la realización de la potencia a realizar que porta el capitalismo y que aparecerá realizada en el socialismo; realización que no tiene otra forma que la acción humana transformadora. Dicha acción, para ser consciente, ha de ir acompañada de un conocimiento objetivo que no puede ser otro que el conocimiento dialéctico descubierto por Marx. Cuanto antes la acción política de la clase obrera esté regida por este conocimiento antes superaremos la explotación capitalista del hombre por el hombre. Pero esto presupone la extensión de este conocimiento.

Post-data

No quisiera terminar este bloque de entradas sobre el método sin expresar un pequeño homenaje a Marx, el descubridor del método dialéctico materialista. Lo que a algunas personas hoy les supone un trabajo relativamente breve a Marx le supuso muchos años de estudio, solo ese tesón unido a una genialidad extraordinaria, permitieron que su trabajo individual junto al trabajo social objetivado en el apoyo familiar, el de su entrañable camarada Engels, el de sus predecesores (Hégel), entre otros, dieran a la luz un conocimiento que todavía hoy día se muestra más potente y más avanzado que el academicismo postmodernista, no digamos ya del individualismo metodológio o meritocrático.

jueves, 10 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (IX)

El conocimiento dialéctico de Marx, la investigación

Vamos a tratar de exponer el método que emplea Marx para obtener el conocimiento al que se refería como la reproducción de lo concreto en el pensamiento.

Es sabido que Marx distinguía claramente el método de investigación y el método de exposición. En esta entrada nos referiremos al método de investigación. 

La investigación es un proceso complejo y difícil de sistematizar, aquí vamos a intentar poner racionalidad en ello. El proceso de conocer en Marx tiene dos momentos: análisis y síntesis.

El punto de partida es el concreto real enfrentándolo tal y como aparece, por ejemplo se enfrenta a la mercancía sin ponerle condiciones o supuestos (que sí hace el conocimiento lógico). Por ello, Marx dirá yo no parto de conceptos, mientras el conocimiento lógico empieza por los conceptos y las definiciones. 

Partiendo de este concreto real complejo o desarrollado vamos buscando sus formas menos evolucionadas hasta llegar a la forma más simple. En El Capital, para descubrir la ley economica que rige las sociedades capitalistas, Marx investiga las formas complejas como salario, ganancia, capital, dinero hasta llegar a la forma capitalista más simple, la mercancía. 

¿Cómo estamos seguros de que hemos llegado a la forma más simple del concreto al que nos enfrentamos? Esto nos lo dirá el otro aspecto del análisis, la abstracción.

Ahora se toma un movimiento de un concreto simple a uno más desarrollado, por ejemplo de la mercancía al dinero. Mediante el análisis (separación) y la abstracción hemos de descubrir la necesidad de dicho movimiento. Tomamos la existencia desarrollada y miramos qué atributo (potencia realizada) tiene, por tanto qué la determina como tal existencia actual, que es la realización de una potencia a realizar portada en la existencia actual más simple (concreto simple). Por ejemplo, en el movimiento de la mercancía al valor de cambio. Miramos al valor de cambio y nos preguntamos por un atributo o cualidad que es la realización de una potencia a realizar en la mercancía. La respuesta es el valor. El valor está realizado en el valor de cambio(el valor de cambio es la forma del valor) pero está en potencia en la mercancía (la mercancía es valor en potencia hasta que se realiza este valor mediante el cambio de la mercancía).

Repetimos este proceso, de una forma concreta a otra forma concreta más simple, hasta llegar a la forma más simple. ¿Cuándo terminaría este movimiento de lo complejo a lo simple en la investigación?

Cuando llegamos a la forma más simple, o sea aquella que no tiene concreto que la origine, que la determine. Y qué la origina entonces, pues la acción transformadora. Así que la forma más simple es tal porque solo tiene, y solo puede tener, por simple necesidad a realizar (potencia a realizar) a la acción transformadora. O sea, en nuestro ejemplo, la mercancía es el concreto más simple porque está determinado necesariamente por el trabajo. El trabajo es la acción cuya potencia a realizar está realizada en la mercancía (la mercancía es trabajo social realizado privadamente).

Termino esta entrada señalando dos aspectos en relación al trabajo: lo visto anteriormente es uno de los fundamentos de la centralidad del trabajo en el conocimiento dialéctico que desarrolla Marx. La segunda cuestión a señalar es que hemos partido de las ciencias sociales (capital, dinero, mercancía) y hemos “terminado” en el trabajo, recuerden las primeras entradas, donde el trabajo era la particular forma humana que adoptaba el metabolismo social para la reproducción de la sociedad en su conjunto y de los individuos como componentes orgánicos de la misma, o sea las ciencias naturales; esta unidad de las ciencias sociales y naturales nos vuelve a situar en el anuncio de Marx sobre una única Ciencia natural del hombre. 

martes, 8 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (VIII)

El conocimiento lógico y el capital

Llegados a este punto, en la entrada anterior sostuvimos que el conocimiento lógico está imposibilitado para tener un carácter objetivo y termina conduciendo al subjetivismo, es justo preguntarse, por qué el capital lo adopta como la forma general del conocimiento.

Más aún, el capitalismo es un modo social de producción que descansa en el incremento de la capacidad productiva, en la revolución de las condiciones de producción como medio para aumentar la producción de plusvalía relativa. Teniendo en cuenta que esta revolución de las condiciones materiales de la producción pasa por el desarrollo de la investigación y la ciencia, hemos de detenernos en por qué el capitalismo se conforma con una forma de conocimiento, la representación lógico-formal, que es menos potente para operar sobre lo concreto que otros como pueda ser la representación lógico-dialéctica o la reproducción en el pensamiento de lo concreto, que veremos posteriormente.

La primera razón es que, hasta ahora, el conocimiento lógico-formal ha sido suficiente para desarrollar las fuerzas productivas que ha requerido el capital. O sea, aun al nivel de las apariencias, este conocimiento permite medir cada vez con mayor precisión el movimiento aunque no sepa explicar tal movimiento. Y ello porque transforma cualitativamente al objeto operando sobre su determinación cuantitativa.

Pero, ciertamente, un conocimiento que no solo se quedara en la apariencia (forma) y contemplara la esencia (contenido) de la realidad explicaría el movimiento y le daría aún más potencia transformadora a la acción. Sin embargo, un tal conocimiento,, pondría en evidencia la dualidad forma-contenido de la realidad y fundamentaría el movimiento interno de la realidad, y con ello fundamentaría la superación del capitalismo. Esta razón ideológica tiene mucho peso.

Dos razones más que no desarrollaremos para no extendernos son las siguientes que tienen que ver más directamente con el proceso de producción del conocimiento. Por un lado, la división de tareas entre científicos prácticos y teóricos, las contradicciones de orden lógico son muy manifiestas al nivel de la teoría, pero esas discusiones apenas llegan a la aplicación práctica de la ciencia. Por otro lado, la división entre ciencias naturales y sociales, y dentro de cada una de estas en un sinfín de ramas del conocimiento cuyo sentido está lejos de haberse explicado, y si que es una barrera para el desarrollo de un unico conocimiento objetivo, la natural del hombre al decir de Marx (Manuscritos de 1844).

El capital necesita una ideología revestida de ciencia; un conocimiento “objetivo” que se presente como una interpretación de la realidad, interpretación que brota de la subjetividad vinculada a la abstracta libertad cuya base es la naturaleza individual humana. Y esto lo proporciona la lógica formal. De lo que se trata es de negar la posibilidad de organizar el proceso de vida social sobre la base de una conciencia objetiva, que es lo que proporciona la dialéctica materialista.

Apuntes sobre el método (VII)

El conocimiento lógico-dialéctico

Los problemas que plantea el fundamento logico-formal en el conocimiento no han pasado inadvertidos para muchos marxistas que han visto la oportunidad de sustituir la lógica formal por la lógica dialéctica.

Si la aplicación de la lógica formal nos daba una forma de conocimiento que denominamos representación lógico-formal, en el caso de la lógica dialéctica se obtendría una representación lógico-dialéctica.

Esto ya nos advierte de que las causas que subyacen a los problemas de la verificación y de los principios (o axiomas) no quedan resueltas, pero veamos con algo de detenimiento qué sería la lógica dialéctica.

Los principios de la lógica formal son sustituidos por otros que son dialécticos: así se renuncia al principio de identidad y se admite que algo puede tener una forma distinta de su contenido; también, y frente al principio de no contradicción, se admite que puede haber contradicción. 

Este planteamiento es un avance respecto a la lógica formal porque incorpora el movimiento mejorando la capacidad explicativa del conocimiento, pero mantiene algunos de los problemas con que se encontraba la representación lógico-formal. En primer lugar no deja de ser una lógica, o sea una construcción exterior que sustituye la necesidad real del concreto por una necesidad artificial (en este caso la lógica dialéctica). Por ello, sigue conservando los problemas de verificación del conocimiento que ya veíamos en la representación logico-formal. Tampoco elude los problemas planteados por la paradoja de Russel sobre la veracidad de los fundamentos del conocimiento basado en la lógica dialéctica. Todo ello conduce a la bancarrota de fundamentar objetivamente este conocimiento. Por tanto, la salida sigue siendo el subjetivismo y su expresión política, el voluntarismo.

La renuncia al conocimiento objetivo abre el paso a los planteamientos subjetivistas sobre la acción política de las clases, particularmente de la clase obrera. Cualquier problema como el paro, el cual podemos medir con un grado de precisión asombroso pero que no podemos explicar objetivamente, es tratado subjetivamente. La explicación es subjetiva, se trata de un problema de voluntad, bien de la voluntad de los agentes políticos (gobiernos y partidos), de los agentes económicos (empresarios, y consumidores), de los agentes sociales (asociaciones de empresarios y de trabajadores) o simplemente un problema de voluntad de los individuos (parados, trabajadores o capitalistas). Pero qué explica la voluntad; los teóricos dirán, la libertad, y ¿qué explica la libertad?; la naturaleza. Somos seres libres por naturaleza.

Antes de entrar en el método de conocimiento que emplea Marx, nos detendremos en respondernos a una cuestión: si el conocimiento lógico tiene las limitaciones vistas por qué es dominante en el desarrollo capitalista, y por qué a pesar de todo se abre paso el conocimiento que lo cuestiona, primero en su forma original, la reproducción del concreto por la vía del pensamiento, y más tarde bajo la forma de conocimiento lógico-dialéctico.

lunes, 7 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (VI)

Los fundamentos de la representación lógica

Ahora que ya conocemos como actuar sobre el concreto, nos lo podemos enfrentar armados con este conocimiento lógico. Pero surge un problema, mientras el conocimiento descansa en la experiencia pasada del concreto (sus repeticiones) el concreto al que me enfrento está en potencia. Y nada garantiza que el concreto mantenga el comportamiento pasado.

Además, aunque coincida con el comportamiento predicho no tenemos seguridad de que dicha coincidencia responde al atributo que se venía repitiendo, contemplado en mi teoría, o se deba a otra circunstancia.

Ambos problemas, revelan la dificultad para verificar el conocimiento lógico, incapacita a la teoría para mostrarse válida y no permite actuar con conocimiento de causa.

Una respuesta a este problema de la verificación de la teoría basada en la representación lógica fue el falsacionismo de Karl Popper. Como no podemos estar seguros de la veracidad de una teoría conformémonos con que la teoría no haya sido falsada, o sea mostrada su falsedad (encontrando un caso que la contradiga). Así la teoría será válida no porque se haya sea verdadera sino porque no ha sido falsada. Sin embargo, la falsabilidad tiene los mismos problemas de verificación que la veracidad.

Así las cosas, la representación lógica, que nos prometía el dominio de la naturaleza y la libertad, no garantiza el conocimiento objetivo cierto. Se empieza a plantear que ya que no podemos conocer la verdad del conocimiento lógico-formal, al menos discútase democráticamente entre los miembros de la comunidad científica. De hecho las teorías son ciertas hoy y mañana son sustituidas. La verdad no será tanto la correspondencia con la realidad, sino el criterio mayoritario de la comunidad científica.

Pero, los problemas para la representación lógica no acaban aquí, las matemáticas, el espacio del conocimiento objetivo por excelencia, encuentra dificultades para fundarse en la lógica. La paradoja de Russel viene a plantear que cualquier conjunto de principios, o de axiomas (afirmaciones incuestionables), es incompleto o contradictorio. Surgen los planteos sobre unos tipos de axiomas sí y otros no, se abre el espacio a la interpretación y, en definitiva, a la subjetividad. Se acusa de totalitarismo (y determinismo) cualquier intento de huir del subjetivismo, a excepción de que sea la comunidad científica quien determine la posición. Claro que tras la comunidad científica y el reino de la libertad académica, están lás publicaciones, las instituciones empleadoras (universidades, fundaciones, entre otros), los premios de reconocimiento y la financiación de los proyectos científicos donde las grandes empresas tienen bastante que decir. Esto no escapará a algunos filósofos como Lakatos que se referirá a que los científicos tienen libertad, pero que si ello implica contradecir a la comunidad, mejor que la expresen en privado.

Apuntes sobre el método (V)

La representación lógico-formal

En esta entrada trataremos sobre la forma de conocimiento más extendida en el modo de producción capitalista, la representación lógica, particularmente la representación lógico-formal. Nos detendremos en qué consiste y cual ha sido su evolución.

El desarrollo del capital, la expansión y sofisticación de la producción basada en la maquinaria (automatización, robotización, digitalización, ….), o sea las formas concretas de la producción del plusvalor relativo, requieren el aumento de la productividad del trabajo y esto, a su vez, se consigue mediante la objetivación de las fuerzas de la naturaleza y de las habilidades humanas en la maquinaria. Esto presupone un cierto conocimiento objetivo y un exacto grado de cuantificación de estas fuerzas para producir los medios de producción y aplicarlos en la transformación de la materia.

Para ello, el conocimiento objetivo basado en la representación lógica formal (conocimiento lógico-formal), distinto al basado en la reproducción mental de lo concreto (dialéctica), es suficiente. Ni que decir tiene que el conocimiento lógico representa un gran avance respecto al conocimiento religioso o artístico en lo que respecta a la producción.

El conocimiento basado en la representación lógica formal niega el contenido, o sea la realidad es tal y como aparece (forma), no hay nada oculto (contenido). Por tanto, no reconoce el movimiento interno de lo concreto (la realidad) admitiendo sólo el movimiento causado por fuerzas exteriores al concreto.

Este planteamiento se fundamenta en tres principios: identidad (nada puede trascender de sí mismo y si lo hiciera sería ello mismo); no contradicción (nada puede ser y no ser al mismo tiempo); y el tercero excluido (no cabe otra posibilidad, o es o no es).

Sobre esta base se construyen diversos tipos de lógicas, la más extendida la lógica formal con la que se pretende fundamentar y crear el conocimiento lógico, en el que todos nos hemos educado (teoría de conjuntos, matemáticas convencionales, etc) y que constituyen los fundamentos de lo que actualmente denominamos ciencia.

Veamos sucintamente el proceso de conocimiento objetivo basado en la representación lógico-formal. El razonamiento lógico aplicado a los fenómenos naturales o sociales tiene dos fases: una de simplificación y otra de deducción.

El sujeto se enfrenta al objeto en su inmediatez (en su forma) pero, enseguida, se construye un concepto, que adopta la forma de una representación del objeto. Esto se hace mediante los supuestos simplificadores, es decir se establecen supuestos sobre la caracterización del objeto. Para ello, el conocimiento lógico acude a la repetición. De modo que aquellos atributos que se repitan con mayor frecuencia en el objeto permitirán elaborar un concepto o una teoría sobre el objeto. Esto es un proceso de simplificación en el que decimos que el objeto real al que nos enfrentábamos se reduce a una elaboración mental (concepto o relación de conceptos, teoría) donde se tienen en cuenta algunos atributos repetidos y se desechan otros que no se repiten.

El siguiente paso es el de incorporar progresivamente los casos o atributos desechados por no repetirse y comprobar que la teoría o el concepto se mantienen, o sea si la teoría da cuenta de los casos incorporados. Si, tras el levantamiento de los supuestos simplificadores, la teoría se sigue cumpliendo se considera la teoría válida, si no es así la teoría no es válida o al menos no es válida para los casos contemplados.

Una vez completado el conocimiento (concepto o teoría) se trata de ver si se ajusta a la realidad. Aquí es necesario tener indicadores cuantificables, tanto en la realidad como en la teoría para ver si la teoría da cuenta de lo que acontece en el mundo de los fenómenos. 

Veamos el ejemplo de la teoría subjetiva del valor, 


domingo, 6 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (IV)

El conocimiento consciente y la representación

En la última entrada nos detuvimos en el conocimiento consciente como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo a partir del conocimiento animal.

El conocimiento humano, a partir de ahí, habrá de enfrentarse al concreto sobre el que se propone operar, por tanto ha de enfrentarse a las potencias del sujeto respecto de las potencias del objeto que pretende transformar.

En la medida que se desarrolla la organización del metabolismo humano el conocimiento va adquiriendo complejidad, requiriendo ir más allá de la inmediatez y requiriendo poner en relación los distintos concretos a los que se enfrenta y a estos con la propia acción. Es el caso cuando hay que producir piedras para limar los metales cortantes de pieles que sirven para vestir, por ejemplo.

El sujeto humano se enfrenta al objeto sobre el que pretende actuar, en su inmediatez, tal y como se le presenta; como no lo puede explicar, se lo (al objeto) vuelve a presentar idealmente siguiendo una determinada necesidad constructiva; tras esta doble presentacion lo que se obtiene es una representación del concreto.

A lo largo de la historia, según la complejidad del metabolismo humano y el dominio de las fuerzas productivas del trabajo, se han venido sucediendo distintas formas de la representación: animismo, religión, arte, filosofía, o la propia ciencia.

Cada una de éstas se caracteriza por el tipo de necesidad constructiva, que sustituye a la necesidad real del concreto, en la elaboración del conocimiento.

Así, para operar sobre la naturaleza el sujeto humano ha de representarse las potencias del objeto, y las del sujeto, como emanadas del mundo animal (si matas al león te haces con su fuerza), de los antepasados (la fuerza te viene de ellos), o de los dioses, como en la religión. En este caso la conciencia religiosa va más allá de la inmediatez del proceso de reproducción de la vida humana representándose fenómenos más generales, e incluso universales trascendiendo al ser humano, a los que ha de subordinarse. Aparecen los grandes fenómenos naturales personificados, así el sol, la luna, el viento, el mar, adquieren rasgos humanos explicando los cambios naturales como la condición humana. El fundamento del conocimiento religioso es el convencimiento de que las cosas son tal como las cuentan, la fe.

En otras formas de conocimiento basado en la representación, que igualmente organizan la acción de los seres humanos, como la representación artística el fundamento, en su forma pura y no mezclada con otras representaciones, es la subjetividad individual tanto del artista como la del espectador; en el caso de la filosofía el fundamento es la abstracta subjetividad universal y la conciencia que le corresponde es la del individuo abstractamente libre por naturaleza.

Con el desarrollo de la sociedad, de las fuerzas productivas del trabajo, surge la necesidad plena de un conocimiento ya incipiente en las representaciones anteriores (por ejemplo, la geometría egipcia era patrimonio de los sacerdotes), conocer las fases del día, las estaciones del año, la periodicidad de los fenómenos naturales, aparece la necesidad de medir, etc.. En definitiva, surge un conocimiento objetivo o científico. Y con él las primeras formas de representación que aspiran a alcanzarlo, caso de la representación lógica que será el objeto de nuestra próxima entrada.

jueves, 3 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (III)

Humanidad y conocimiento consciente

La vida humana es un proceso de metabolismo social, un intercambio de materia y energía entre el grupo humano (sociedad) y la naturaleza, basado en una particular forma de apropiación de la naturaleza cuya finalidad es la reproducción de dicha vida.

La apropiación del medio por el sujeto humano tiene como peculiaridad la aplicación del cuerpo sobre el medio de modo que lo transforme de un medio ajeno (no apto para la reproducción del sujeto) en un medio propio (apto para dicha reproducción), o sea el trabajo.

Así, mientras la mayoría de sujetos vivos no humanos basan su apropiación del medio en la adaptación, en el caso de los humanos lo hacen en la transformación del medio; y, a la vez, se transforman los propios seres humanos (manos, piernas, cerebro, etcétera).

La capacidad humana para apropiarse el medio es la fuerza productiva del trabajo, cuyo desarrollo descansa en la incorporación de procesos intermedios en la transformación del medio con el fin de producir medios de vida, por tanto en la producción y uso de medios de producción. El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo será la base del desarrollo humano.

La acción humana, en particular el trabajo, requiere una organización, un conocimiento. A la par que las fuerzas productivas del trabajo se desarrollan, se extiende el conocimiento tanto del medio como del propio ser humano para actuar sobre dicho medio.

En algún momento el conocimiento, apoyado en el desarrollo anatómico particularmente de su órgano portador (cerebro), torna la mirada sobre sí, se autorreconoce y se constituye en conocimiento que se sabe conocimiento. Surge el conocimiento consciente.

En la próxima entrada veremos las formas que adquiere este conocimiento para situarnos en el conocimiento objetivo.


Post-data.

El sujeto humano portador del conocimiento consciente actúa voluntariamente cuando antes de actuar ya tiene en su cabeza los resultados de su acción. Con ello el ser humano va dejando atrás su animalidad; las relaciones naturales entre individuos dejan paso a las relaciones sociales; la evolución natural es sustituida por la sucesión de las distintas formas de organizar las fuerzas productivas del trabajo (modos de producción), la historia de la sociedad; así el ser humano hace su historia convirtiéndose en un sujeto histórico.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Apuntes sobre el método (II)

Vida y conocimiento inconsciente

Partimos de la vida, del sujeto vivo, como un intercambio de materia y energía entre el sujeto y la naturaleza (proceso de metabolismo) que descansa en la apropiación de la naturaleza por el sujeto vivo.

Esta apropiación consiste en la aplicación del cuerpo del sujeto vivo sobre el medio que le rodea para reproducir este cuerpo y con él al propio sujeto.

La aplicación del cuerpo no se realiza de manera total sino que requiere de una fase previa en la que el sujeto tantea al medio para ver si es realmente apto para su reproducción. También consta, esta aplicación del cuerpo sobre el medio, de una fase posterior en la que se lleva a cabo la aplicación total del cuerpo de cara a la efectiva apropiación del medio una vez probado que se trata de un medio apto para la reproducción del sujeto. Un ejemplo grafico lo tenemos en el comportamiento de los seres vivos mas simples: la ameba antes de envolver a un objeto le lanza una parte de su cuerpo (pseudopodo) y comprueba que la reacción es aquella que le permite engullir al objeto sobre el que .

La primera fase, la apropiación virtual del medio, forma parte de la organización de la acción, mientras la segunda, la apropiación efectiva, sería la acción realizada. Como se ve en nuestro ejemplo, incluso en las formas de vida mas simples la acción presupone una preparación de dicha acción, un conocimiento, aunque sea de manera inconsciente.

De modo que, incluso a un nivel inconsciente, el “conocimiento” forma parte de la acción; ambos constituyen una unidad inseparable. En esta unidad, que aparece como la acción efectiva es la forma,  mientras el conocimiento sería el contenido que subyace a la forma. La acción contiene al conocimiento; el conocimiento se expresa como la acción. A mi modo de ver, destacar esto tiene importancia porque cuestiona el planteamiento que separa la acción del conocimiento, la práctica de la teoría. Pero esto es algo sobre lo que volveremos más adelante.

Partiendo del sujeto vivo hemos llegado a la organización inconsciente de la acción, el conocimiento inconsciente. En la próxima entrada aterrizaremos en el ser humano para explicarnos el conocimiento consciente.

martes, 1 de octubre de 2024

Libertad de información y capital: el caso del genocidio antisionista

El tratamiento informativo de la masacre que está llevando a cabo el gobierno de Israel sobre las poblaciones de Palestina (Gaza y Cisjordania), Líbano, Siria, Yemen y no sabemos donde parará, nos pone de manifiesto la deformación ideológica a la que estamos sometidos, al menos en España pero muy probablemente extensible a los países de la Unión Europea, EEUU y alguno más (capitalismo anglo-europeo, clásico, occidental, maduro, primero, mas antiguo, en este caso pro-sionista).

También las declaraciones de los políticos, empezando por los gobernantes, de estos países nos deja muestras de la capacidad para pretender decir mucho sin decir nada, y si no véanse las declaraciones lamentándose día sí y al otro también de la situación trágica y apelando en el vacío a la necesidad de que haya paz allí donde Israel deja sus bombas, todo acompañado de rostro compungido y de la ausencia de decisiones efectivas aunque sean simbólicas hacia el gobierno de Israel, su máximo dirigente o las empresas israelíes y sus propietarios. Las antípodas de como se actuó cuando la invasión rusa de Ucrania.

Pero, volviendo al tema de los medios de información. Uno se debe preguntar por qué el silencio, la desinformación, el ocultamiento, hacia la masacre y el genocidio que lleva a cabo el gobierno de Israel hacia las poblaciones de los países cercanos, por parte de la mayoría, no todos afortunadamente, pero sí de una gran mayoría de prensa nacional y regional, radios y televisiones. Aquí no entramos en el fenómeno de la desinformación conectada a las redes sociales, ni los medios de información de internet, nos referimos a los tradicionales que pretenden aparecer como el templo de la neutralidad y la exquisitez informativa.

Una primera respuesta podría ser que los periodistas que tratan estas noticias tienen esta opinión y la expresan libremente en los medios para los que trabajan. Y a renglón seguido habría que preguntarse por qué tienen esta opinión. Ante lo cual algunos podrían rebuscar en sus personalidades, en su formación, en su evolución ideológica, y ahí se abriría un universo de posibilidades que requeriría un inteligencia artificial para poner en pie la cantidad de datos extraídos, las regularidades descubiertas, etcétera.

Sin descartar la sugerencia de que los periodistas expresan su opinión, esto no es condición suficiente para que su opinión sea publicada por los medios de información para los que trabajan. Estos medios deciden publicar al margen de la ideología de los periodistas a los que contratan pero sí se guían por la opinión de sus propietarios. Los propietarios de los medios de información ordenan qué línea informativa ha de prevalecer en cada tema que trate el medio.

La siguiente cuestión que se impone a quien quiera entender el tratamiento informativo de la matanza indiscriminada de palestinos, libaneses, yemeníes, etc es por qué los propietarios de la mayoría de medios de información tradicionales lo decide. De nuevo se nos abriría la posibilidad de tomar a cada uno de los propietarios e indagar en su biografía, sus orígenes sociales, su formación y evolución ideológica, para explicarnos sus decisiones al respecto de la tal matanza por su abstracta conciencia. Pero, incluso dicha conciencia ha de ser explicada.

Los propietarios de medios de información, muchas veces entidades colectivas como fondos, sociedades o instituciones sin animo de lucro, son por encima de todo capitalistas, que deben personificar a su capital; deben actuar como si fueran el propio capital a riesgo de dejar de existir como tales capitalistas. Si un capitalista deja de personificar a su capital, o sea deja de comportarse para valorizar dicho capital e incrementarlo, más pronto que tarde obtendrá perdidas, debilitara a su capital y con él a su propia figura de capitalista, terminando por desaparecer. Esta es la base sobre la que se asienta la conciencia enajenada en el capital de la clase capitalista, del conjunto de capitalistas individuales.

Eso sí, esta enajenación no aparece tal cual sino revestida de libertad. Los propietarios son "libres" de hacer lo que quieran pero si no se comportan como si fuesen su capital están muertos. Así que los capitalistas de los medios de información que defienden y no critican las mortandades causadas por el gobierno de Israel en los últimos tiempos, al fijar esta línea informativa no hacen más que mostrarnos su "libre" elección determinada por su enajenación en el capital que poseen. Mal que les pese, a los periodistas, a través de los que opinan sus empleadores, hacen lo mismo: expresar su "libre" opinión resultado de una conciencia enajenada en la fuerza de trabajo que emplea el capital de los medios de información de comportamiento pro-sionista.